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¡Cobraron!

Los actos humanos son interpretables. Y por más que se diga que no es sano suponer (‘Los cuatro acuerdos’), es obvio que las interpretaciones están a la orden del día.

13 de marzo de 2017 Por: Gloria H.

Los actos humanos son interpretables. Y por más que se diga que no es sano suponer (‘Los cuatro acuerdos’), es obvio que las interpretaciones están a la orden del día. De alguna manera, todo en la vida es una suposición. Desde un diagnóstico médico (que supone lo que puede tener el paciente) hasta una relación de pareja donde puedo interpretar qué tanto me quieren por las palabras, actitudes y comportamientos de mi compañero. Pues bien a Cali le ‘cobraron’ la actitud de monseñor Darío Monsalve excluyéndola de la gira papal. Pudimos estar pero no estamos. Y no es que los caleños queramos sacar a Monseñor, recurrente argumento de victimismo con el que se implora cuando se sabe que se perdió y se actuó mal. No, nos cobraron su reacción ante el caso de pederastia del sacerdote Mazo. Decirlo ahora no es ni sacarlo ni arrinconarlo. Es solo un retrato de hechos reales y puntuales que no se supieron manejar.

El obstinarse en avalar una declaración nefasta del abogado representante de la Curia, el no retractarse de culpar a la familias de los hechos, la pelea de ‘quinta’ con el abogado Elmer Montaño, y para rematar la solicitud de monseñor Castro, su superior, de que rectificara (y no lo ha hecho) todo contribuyó a que los organizadores de la agenda papal miraran ‘para el norte’ de Colombia pero nunca para el sur. ¿El Papa vendría a Cali a ‘respaldar’ a una Curia que no tuvo ni las agallas ni la gallardía de reconocer la falta de pederastia como debió manejarse? ¿Cómo el Papá iba a llegar a Cali la ciudad donde sus representantes 6 meses antes habían culpado a las familias del abuso de un sacerdote? Totalmente imposible. Allí está la cuenta de cobro.

Se lo cobraron a Cali. Y se lo cobraron con creces. El papa Francisco no podía premiar a una ciudad que presentó tan mal manejo de un asunto que es una vergüenza mundial para la Iglesia Católica. No podía reconocer a una administración eclesiástica a la que le faltó claridad y decisión para enfrentar los hechos de pederastia. La Iglesia también cobra. Es humana y necesita imagen, público y reconocimiento. No sé qué tanto se pierda o se gane económicamente con la venida del Papa a la ciudad. Considero que el daño es más simbólico, más de ‘no merecieron’. Sonó como una cachetada. Nos sacaron y tenemos un inri sobre la imagen de la ciudad.

Personalmente no me mata Francisco: su papado es más de imagen que de contenido. Con las mujeres todo sigue igual. En lenguaje popular ‘puro tilín tilín y nada de paletas’. Ningún cambio que signifique equidad y valoración. Para la Iglesia la mujer sigue siendo ciudadana de segunda. Francisco es un hombre con carisma que intenta acercarse y esto conmueve, produce audiencia. Pero su discriminación a la mujer es total y completa. Sorprende cómo algunos hombres poderosos incluyen a la mujer en un colectivo pueblo, y creen que esa es una manera de reconocerla. Lo que pasó con el Jurado que eligió monumento para el Aereopuerto de Cali. Ninguna mujer en ese grupo decisorio. “Esta incluida en el colectivo voto popular” se justificaron. Lo que en definitiva no es más que una forma burlona de discriminación. Hombres, en cualquier escenario, humanos, cobradores y excluyentes. La Iglesia, también humana, cobra. ¡Y a Cali le cobraron!

Sigue en Twitter @revolturas

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