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Propuesta discutible

Entiendo que el Alcalde de Cali ha propuesto que se vincule al...

20 de septiembre de 2010 Por: Germán Patiño

Entiendo que el Alcalde de Cali ha propuesto que se vincule al Ejército, de manera obligatoria y por un período de tres años, a jóvenes infractores de la ley cuyas edades oscilen entre los 16 y los 20 años. Desde luego, la primera reacción es pensar que el Alcalde está loco pues aquello equivale a entregarles armas a quienes han mostrado inclinación por el delito. Es como corromper la sal.Pero si se piensa dos veces, y con calma, podrá verse que la propuesta tiene sus bondades. De hecho, es un tipo de medida que han tomado muchos padres de familia cuando tienen hijos díscolos, inclinados a las picardías y que no pueden controlar. Innumerables de estos jóvenes ‘problema’ han sido enviados a estudiar a colegios militares o a academias de suboficiales y oficiales de las distintas entidades que conforman las Fuerzas Armadas. Y el resultado, en muchos casos, ha sido bueno.El asunto es que esta medida sólo han podido tomarla padres con cierto poder adquisitivo, suficiente para pagar las pensiones de sus hijos. En el pasado, incluso hubo internados, regidos por prefectos severos, que se encargaban de ‘disciplinar’ a los hijos de los señores poderosos, evitando así que transitaran por caminos de delincuencia.Fue el caso, por ejemplo, de Mario Vargas Llosa, quien lo ha contado en varias entrevistas y quien guarda una buena memoria de sus años en el Colegio Militar Leoncio Prado de Lima. También nos dejó una estupenda novela, lo mismo que materia prima para la burla más feroz que se le haya hecho a cualquier ejército: Pantaleón y las visitadoras.Algo similar sucedió con nuestro actual Presidente, a quien su paso por la Escuela Naval de Cadetes Almirante Padilla en Cartagena, sin duda le disipó buena parte de su inclinación a la aventura y a la frivolidad. Él era uno de los ‘muchachos problema’ de la casa Santos y parece que allá se compuso. Es también mi propio caso, pues mi paso por esa misma Escuela Naval me ayudó a gastar el exceso de energía y la peligrosa tendencia a buscar el riesgo, que ni mi padre, ni mi abuela podían controlar.El Alcalde lo que propone es democratizar esta experiencia, para que sea una salida en la que muchos jóvenes de sectores populares encuentren cómo gastar sus excesos de energía sin dañar a nadie y antes de que se metan en graves problemas legales. Claro que la propuesta hay que matizarla, dejándola hasta los 18 años, porque los infractores, después de esta edad deben ser tratados como ciudadanos y además excluir a quienes hayan cometidos delitos mayores, tales como asesinato, secuestro o abuso de menores.Y el propio Ejército y las demás armas deberían cambiar, para convertirse en una gran escuela de trabajo y resocialización, donde la disciplina vaya acompañada, no de desprecio por el ‘civil’, como es ahora y ha sido siempre, sino de aprecio por la tarea de portar armas para defender los derechos humanos. Como debiera ser.De hecho, con este tipo de jóvenes ‘problema’ como nuevos reclutas, las propias Fuerzas Militares tendrán que cambiar, pues no se lograrán tropas disciplinadas sin un gran esfuerzo pedagógico, mucho seguimiento individual y excelentes maestros por la vía del ejemplo.Creo que la propuesta del Alcalde tiene un lado positivo que valdría la pena analizar y, si es del caso, respaldar. No hay que descalificarla de tajo, al menos hay que tratarla como una propuesta discutible. Discutámosla.