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Otra pata

Un grupo grande de intelectuales colombianos, entre los que se cuentan Adolfo...

7 de abril de 2014 Por: Germán Patiño

Un grupo grande de intelectuales colombianos, entre los que se cuentan Adolfo León Atehortúa, Daniel Samper Pizano y María Elvira Samper, entre los más conocidos, le ha dirigido una carta al Presidente de la República, solicitándole que inicie diálogos de paz con el ELN. Ellos esperan “el inicio de estas conversaciones sin las cuales no es posible pensar en el cierre definitivo del conflicto armado”. Parecen olvidarse de varias cosas: que el ELN es la guerrilla con la que más han conversado distintos gobiernos colombianos, sin que hayan podido llegar a acuerdo alguno. Que ahora se están desarrollando difíciles e inciertas conversaciones con las Farc, y que no resulta conveniente enmarañar más este proceso, de suyo complicado. Siempre es mejor ir paso a paso, resolver los problemas por partes.Pero además, de manera especial, olvidan por completo al Derecho Internacional Humanitario (DIH). Ese conjunto de normas, aceptadas universalmente por países de diferentes sistemas económicos y sociales e incorporadas a la legislación colombiana, es uno de los instrumentos más eficaces para acercar a combatientes enfrentados, evitar los padecimientos de la población civil y erradicar los de crímenes de guerra.En realidad nadie, ni este gobierno, ni los anteriores han tomado en serio el DIH. Lo cierto es que los propios combatientes, comenzando por las Farc, nunca lo han aceptado, tal vez porque lo violan consuetudinariamente. El fallecido Manuel Marulanda, ‘Tirofijo’, en alguna ocasión, en medio de los diálogos de El Caguán, al ser inquirido por el tema, contestó con una bravata: “Nuestro objetivo no es humanizar la guerra, sino terminar con ella”. Esa idea ha sido retomada por la contraparte, de una u otra manera.Por ejemplo, el actual gobierno al decidir dialogar en medio del conflicto, sin prestar atención a las restricciones que impone el DIH. Así, las atrocidades y los crímenes de guerra han seguido al orden del día, sin que se pueda tener una solución aceptable para este asunto. El gobierno anterior tampoco, al negarse sistemáticamente a realizar un acuerdo humanitario, con el cual se habrían salvado muchas vidas valiosas.No se puede seguir hablando de paz mientras se cometen crímenes de guerra. Acatar y respetar las normas del Derecho Internacional Humanitario debiera ser una condición previa al inicio de cualquier diálogo entre combatientes. Y las partes debieran ser conscientes de que la violación del DIH entraña la suspensión del proceso. Esta es una experiencia mundial exitosa, que en nuestro país no queremos comprender.¿El ELN quiere sentarse a dialogar con el gobierno? Perfecto, si declara acatar, sin condiciones, al DIH. Antes no es posible, y así debió hacerse también con las Farc. ¿Por qué no se hizo? No lo entiendo y me resisto a pensar que se debe a una especie de cultura de la venganza y de la barbarie que predomina en Colombia. Me resulta difícil pensar que los negociadores en La Habana no hayan podido sacar un par de días de trabajo para discutir el tema del DIH y llegar a acuerdos que serían avalados por la comunidad internacional.Parece que evitarle sufrimientos a los civiles de Colombia y acabar con los crímenes de guerra no está en la agenda de la paz. Esta es otra pata que le sale a la mesa de diálogo y que será necesario tener en cuenta.