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Una violencia que no cesa

Los feminicidios siguen siendo vistos en esta ciudad y en el país como crímenes de amor.

9 de enero de 2019 Por: Gerardo Quintero

Tuvieron que pasar varios días y una vehemente reacción en redes sociales para que las autoridades de la ciudad actuaran frente al terrible asesinato de Lady Johana Morales, quien fue encontrada en el corregimiento de Navarro con evidentes signos de tortura.

Este nuevo feminicidio, con características abominables, se suma a los más de 25 del año pasado en el Valle. Una cifra atroz que pone a la ciudad y al departamento en la cúspide de este fenómeno. Pero la forma como fue asesinada Lady Johana, una joven humilde que acaba de visitar a su padre, un vendedor ambulante del Centro, amerita que las ‘investigaciones exhaustivas’, aquella frase de cajón de las autoridades, sean esta vez una realidad. Basta pensar que el maldito asesino de Lady está suelto, recorriendo las calles de Cali, sin remordimiento y agazapado para cometer un nuevo asesinato.

Los feminicidios siguen siendo vistos en esta ciudad y en el país como crímenes de amor. Titulares de periódicos y páginas web mantienen esta disparatada apreciación, dándole a estos crímenes un cariz melodramático imposible de validar. Es hora de romper con esto. Es un agravio para todos y una especie de patente de corso para estos viles asesinos. Pero el caso de Lady no ha sido el único comenzando el año. El pasado sábado, Gloriseth Virgen, una chica de 30 años, fue asesinada cuando abordaba un taxi. Una niña de 3 años quedó huérfana.

Qué porquería de sociedad se está incubando en nuestras narices y no nos damos ni por enterados. Es indispensable activar de mejor manera las rutas de atención a la mujer en riesgo. Es cierto que la Alcaldía y sobretodo la Gobernación del Valle han diseñado estrategias para atender a las mujeres víctimas de violencia, pero todavía falta mucho. Aún hay excusas para hacer bien el trabajo.

Como dice Andrés Santamaría, expersonero y exdefensor del Pueblo del Valle, “mienten las autoridades de Cali al decir que es porque las mujeres no denuncian, lo que hay en Cali son debilidades en las rutas de protección a las mujeres víctimas de violencia”. Los casos ameritan una intervención más frontal. Se debería comenzar en jardines infantiles, colegios y universidades, una educación con perspectiva de género, derechos de las mujeres. Porque en este país todavía el golpe y el chiste misógino se justifican.

Lo triste es que nada cambia. A la teniente de Policía, que denunció el abuso sexual de un capitán de esa misma, lo primero que hicieron fue sacarla de su cargo e iniciar una campaña de desprestigio. Es que todo se justifica. El presidente del Deportes Tolima, un cretino irredento llamado Gabriel Camargo, insultó a las mujeres futbolistas, se metió con su condición sexual y denigró de su trabajo profesional. Mientras eso sucedía, al ‘periodista’ que hacía la entrevista no se le ocurrió cuestionar las carretadas de estiércol que le explotaban en la cara. Solo se reía, mientras miraba cómplice a la cámara, al igual que el Alcalde de Ibagué.

Entonces cuando estos esquemas están inoculados en el alma de tantos es difícil disminuir los índices de agresividad contra las mujeres. Por eso hay que actuar para que las nuevas generaciones nos salven porque con los cafres de hoy no se pudo.

Sigue en Twitter @Gerardoquinte

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