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Una salida en falso

A la luz de las reacciones desatadas y la polémica suscitada, no...

2 de abril de 2015 Por: Gerardo Quintero

A la luz de las reacciones desatadas y la polémica suscitada, no parece una buena medida del gobierno Santos haber sacado a los generales en retiro Óscar Naranjo y Jorge Enrique Mora de sus cargos de plenipotenciarios en la mesa de conversaciones entre el Gobierno y las Farc en Cuba, para adelantar recorridos en batallones, con el propósito de hablar de las bondades del proceso de paz.Santos ha sido enfático en advertir que ningún punto del fuero militar, de las pensiones de los uniformados o de su estructura institucional será modificado en los acuerdos que se logren en La Habana. Sin embargo, lo que parecía un loable propósito se ha convertido en una obstáculo para lograr un clima propicio para las negociaciones.Es evidente que Santos y sus asesores no calcularon el efecto que tal decisión iba a tener entre muchos colombianos. El retiro de los generales de la mesa de La Habana le dio una oportunidad única a quienes cuestionan de manera permanente el proceso para soltar toda su carga para minar la confianza en el proceso.Las críticas han logrado sacar de casillas al Presidente, quien en un craso error estratégico mandó a callar al Procurador y en una actitud hostil y cuasidictatorial le dijo que no se metiera en el proceso de paz. Fue una salida en falso de Santos, quien no puede olvidar, así le ardan las críticas, que estas negociaciones no le pertenecen, es un asunto que atañe a todos los colombianos.Santos sabe que se equivocó y tanto Mora como Naranjo no podían retornar en un momento crucial para el proceso, cuando se está discutiendo el cese al fuego, la entrega de armas y el complejo aspecto de qué tipo de penas deberán cumplir los alzados en armas. Es lógico pensar que Santos no va a recular y enviar de nuevos a los generales a Cuba, pues en este pulso político sería darle la razón a sus más fieros contradictores.Pero el Jefe de Estado y sus asesores tendrán que buscar una alternativa que permita bajar la marea y llenar de confianza al estamento militar y, de paso, aligerar el pesado fardo que han puesto el Centro Democrático y la Procuraduría, en su empeño de no reconocer ningún aspecto positivo al proceso de paz. Quizás sea la hora de llevar a la mesa a un general en retiro como Manuel José Bonett Locarno, culto, conocedor de la pobreza en los campos de este país, con una visión muy social y quien también combatió duramente a las Farc. Y también deberían considerar, por qué no, que alguno de los militares de la línea dura de Acore plantee sus inquietudes y esté cara a cara con quienes son sus enemigos. A este proceso hay que meterle gente y no solo los que están de acuerdo. Será la única manera de construir una verdadera paz.

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