Un tesoro en peligro

No entiendo lo que pretende hacer la Alcaldía con el tradicional y querido barrio San Antonio. Mientras en las grandes ciudades del mundo la misión es proteger estos espacios urbanos que conservan el sabor de antaño y por cuyas calles se dibuja la historia de la ciudad, aquí pretenden convertirlo en un sector de uso comercial.Me cuesta comprender cómo si el barrio San Antonio tiene una clara vocación cultural, no podemos potenciar esta riqueza y, por el contrario, lo que buscamos es arrinconar las pocas expresiones artísticas de esta ciudad, y darle el uso más frío y más dañino para un barrio de tradición.En este emblemático sector tienen sede el Teatro La Máscara, Cali Teatro, El Teatro Imaginario, La Casa de Los Títeres, El Taller del Artista, la sede Cultural de la Cámara de Comercio, la Colina con sus cuenteros, decenas de anticuarios... ¡Y lo van a volver de uso comercial! Ya veo las hermosas y antiguas edificaciones convertidas en más restaurantes, más boutiques y demás, desplazando a nietos y biznietos de quienes convirtieron a San Antonio en lo que es hoy.Los habitantes de Granada ya perdieron la pelea y, ahora, la Administración decide llevar este combate a San Antonio. Los ejemplos de Granada, El Peñón, Parque del Perro y otros no hacen mella en el Gobierno local. En vez de solucionar los problemas de hacinamiento, falta de parqueaderos, indigencia, invasión del espacio público, control de olores y ruidos, que se presentan en estos sectores, la Administración prefiere llevarse todos estos problemas para San Antonio.En tres meses, la Alcaldía anuncia que presentará un proyecto al Concejo para convertir a San Antonio en una zona de vocación comercial. ¿Alguien de esta Administración se ha tomado el trabajo de contarle a la gente de este barrio tan ligado al corazón de los caleños, qué significa eso? ¿Alguno de esos tecnócratas de Planeación se ha sentado con la comunidad para escuchar sus quejas, reclamos o cómo ellos proyectan su barrio? Si esta iniciativa prospera, San Antonio será otro sector más de Cali que sucumbirá ante lo que estos ‘adalides del urbanismo’ llaman “los cambios de vocaciones y las dinámicas de las ciudades modernas”. No enreden con esos cuentos, protejan más bien a este barrio tan querido, con sus callecitas limpias de carros, con sus adoquines y sus antiguas casas de techos altos y solares amplios.