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En fuera de lugar

Dice Luis Bedoya, presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, que si...

28 de abril de 2011 Por: Gerardo Quintero

Dice Luis Bedoya, presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, que si el Gobierno no está del lado del balompié, y sigue castigando y sancionando, “el fútbol va a sufrir muchísimo y puede tener un dudoso futuro”.En entrevista concedida a Francisco Henao, periodista de El País, el zar del balompié colombiano asegura que “las sanciones que está imponiendo Coldeportes no son competentes y así lo reconocieron muchísimas administraciones anteriores hasta hace un par de años. Los clubes han tenido decenas de sanciones por situaciones de carácter laboral, pero estos castigos han venido de las oficinas competentes que son las del Ministerio de Protección”.Esa falta de autocrítica en el fútbol profesional es la que le ha hecho tanto daño a este deporte de multitudes. Que sus dirigentes asuman esa posición en la que, en vez de cuestionar a sus afiliados, critican al Estado por cumplir con su deber, es la culpable de que este deporte sea tan bizarrro y juegue siempre en el límite de la legalidad.Bedoya no es el único, pero él representa a ese grupo de dirigentes que considera que en el fútbol colombiano no sucede nada y que las cosas, como funcionan hoy, están muy bien. Son esos mismos que se indignan cada vez que un Presidente de la República o, peor, un ministro (qué tal, un pobre ministro) cuestiona algunos manejos de este deporte en Colombia.Estos dirigentes se consideran intocables. Por eso crean ese ‘paraestado’ futbolero, en el que atreverse a sugerir que se aplace por unas fechas la realización del campeonato, ante la ola invernal, es poco menos que una estupidez. En el que exigir a los clubes que les paguen a sus trabajadores los servicios de salud para ellos y sus familias es “no estar al lado del balompié”. Es el mismo escenario en el que presidentes de los clubes y ‘grandes mecenas’ se adueñan de la vida de un joven que le da patadas a un balón y lo bloquean sino hacen lo que ellos en su sabiduría divina decidan, casi siempre en beneficio de sus bolsillos, claro.Poco de limpio hay en nuestro fútbol. Las historias de cuánto hay que pagar para jugar profesionalmente o integrar una selección juvenil son frustrantes para los jóvenes que hipotecaron su futuro en este deporte. Qué bueno sería que estos dirigentes quisieran, de verdad, limpiarlo y no seguir metiendo la basura bajo la alfombra. Seamos honestos: nuestro fútbol profesional hace rato huele muy feo.

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