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Bajamos de categoría

Gracias al ‘estricto, eficiente y austero manejo’ fiscal que se le dio...

23 de septiembre de 2010 Por: Gerardo Quintero

Gracias al ‘estricto, eficiente y austero manejo’ fiscal que se le dio al Valle del Cauca en 2009, se anuncia hoy que pasará de estar en categoría especial a ser de primera categoría. Esto debido a que sus administradores de turno excedieron sus gastos de funcionamiento, que no debían sobrepasar el 50% de los ingresos que recaudó por impuestos.Aunque para el departamento este descenso en la categoría no tiene implicaciones en las transferencia de recursos de la Nación para salud y educación, sí le significa menores ingresos porque dejará de recibir partidas por esfuerzo fiscal y administrativo. Sin embargo este es un hecho más del ‘annus horribilis’ que ha padecido el Valle. Esta pesadilla sin fin ha llevado ahora a castigar al ente territorrial en materia fiscal, pero, si lo analizamos bien, éste bajó de categoría hace muchos años y simplemente parecemos no darnos cuenta.Bajó de categoría desde que una gran base de sus políticos se aliaron con el narcotráfico y los paramilitares para mantener sus poderes reinantes. La pérdida de la categoría también la vemos cuando electores de la región se venden por la promesa de un puesto, un saco de cemento o los 80.000 pesos que se pagaron por un voto durante las pasadas elecciones legislativas. Aquí perdimos la categoría cuando en pueblos del Norte del Valle las autoridades no pueden ingresar porque el control lo tienen grupos armados del narcotráfico y no se mueve una hoja sin el consentimiento de ellos. La calidad la perdimos cuando en menos de 10 años dos gobernadores, que se creían intocables, fueron destituidos; dos alcaldes de su capital tuvieron que dejar su puesto antes de tiempo por sus malas acciones y cuando las principales empresas públicas de la región, o están en manos de la politiquería, o las han quebrado o vendido a privados.Descendimos hace rato porque Cali continúa siendo una de las capitales más violentas de América Latina y los encargados de diseñar una política de seguridad siguen dando bandazos al final de sus mandatos.Es hora de que el Departamento se sacuda, se reinvente y vuelva al camino. Hoy, tristemente hay que reconocerlo, somos una burla para el resto del país. El sainete de la Gobernación del Valle, la impotencia para resolver los problemas de seguridad en Cali, los altos índices de desempleo (14%), la politiquería en las entidades públicas y la falta de líderes en la región que asuman un compromiso de cambio, nos muestran un convulsionado panorama.

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