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Retorno

Recomponer un gabinete ministerial en el último año de un gobierno que está entrando en su octavo año, es más difícil que en otros momentos.

4 de agosto de 2017 Por: Fernando Cepeda Ulloa

Recomponer un gabinete ministerial en el último año de un gobierno que está entrando en su octavo año, es más difícil que en otros momentos. El retorno de dos funcionarios excelentes, María Lorena Gutiérrez y Germán Cardona y, también, el de Rodrigo Rivera, es gran acierto. Para ellos, ya curados de espantos, resulta honroso un reconocimiento que los enaltece. Saben que llegan en circunstancias menos favorables que las que tuvieron cuando formaron parte de una administración que se inauguraba.

Varios gobiernos han llegado a sus últimos meses con desafíos muy significativos. López Michelsen tenía por delante la convocatoria de la Asamblea Constitucional, para reformar la Administración de Justicia y repensar la descentralización. La Corte Suprema de Justicia declaró inexequible el Acto Legislativo que la había creado. Son dos tareas todavía pendientes no obstante decisiones de enorme significación que se han tomado con respecto a estos dos sectores (en cuanto a Justicia, creación de la Corte Constitucional, del Consejo Superior de la Judicatura, introducción de la tutela, eliminación de la cooptación para el nombramiento de Magistrados, Sistema Penal Acusatorio, etc., y en lo referente a la descentralización elección popular de alcaldes, de gobernadores, participaciones presupuestales, regalías, mecanismos de participación, etc.).

Para el expresidente Virgilio Barco la parte final de su agenda no fue de menor envergadura. Logró sacarla adelante, consolidar el proceso de paz con el M-19; dejar en marcha un proceso viable para una Asamblea Constituyente, que sustituyó una Constitución vieja de más de cien años; garantizar un proceso electoral creíble, luego del asesinato de tres candidatos presidenciales; mantener la confrontación total contra los carteles de las drogas ilícitas.

César Gaviria consolidó la aplicación tanto del Proceso de Paz como de la nueva Constitución de 1991 y, al mismo tiempo, hizo lo propio con el nuevo modelo económico (apertura, privatizaciones, etc.), al tiempo que incorporaba a Colombia en la globalización.

Ahora, el Presidente Santos tiene que lidiar con enormes desafíos y atractivas oportunidades. Impulsar la implementación de los Acuerdos de Paz, proceso que ya va a cumplir un año y que ha dejado muchas perplejidades; la finalización del programa de infraestructura que lideró el Vicepresidente Vargas Lleras y, más importante, la escandalosa corrupción en ese sector, que viene de hace mucho tiempo y que es universal. Germán Cardona reúne dos cualidades relevantes por haber diseñado un nuevo marco para la realización de estas megaobras y por haber sido un impecable zar anticorrupción.

El descalabro ocasionado por la caída de los precios del petróleo y la consecuente desaceleración de la economía, hablan de la urgencia de poner en marcha estrategias eficaces que mejoren las cifras de nuestro comercio exterior, que reformulen el perfil de la industria nacional, para muchos en decadencia. Y agudizar la imaginación para aprovechar las oportunidades que ofrece la desaparición de las Farc y de su capacidad destructiva, propiciando así la agroindustria junto con otros desarrollos y, luego, potenciar las enormes posibilidades turísticas de una Colombia en paz. María Lorena Gutiérrez ha probado en la vida académica y en el sector público, ser una mente estratégica, que es eficaz donde la pongan, incluyendo, hay que recordarlo, el Ministerio de Energía, cuando un apagón nos amenazaba. Son personas ya probadas y que saben de qué se trata.

Pero, las circunstancias de hoy no son las de hace siete años.

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