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Convencer o manipular

La integridad electoral es un tema central de la vida política. Tiene...

23 de julio de 2016 Por: Fernando Cepeda Ulloa

La integridad electoral es un tema central de la vida política. Tiene varias dimensiones. La reciente votación del referéndum británico para decidir si el Reino Unido se quedaba o se retiraba de la Unión Europea ha dado lugar a un planteamiento que, en principio, parece inalcanzable. Más de 160.000 ciudadanos presentaron el 4 de julio una petición al Parlamento Británico para que se cree una ‘Oficina independiente, de integridad electoral’, que tendría como objetivo señalar y, seguramente, impedir o castigar las mentiras, deformaciones o presentaciones que buscan desorientar o manipular al elector, al ciudadano que vota. Ello como resultado de las tergiversaciones, omisiones, que no le permitieron al pueblo británico tener una ilustración informada sobre lo que iba a decidir.El Brexit contó con intenso debate de más de un año. Estadistas mundiales participaron en el proceso. Expertos nacionales y extranjeros, profesores, columnistas, opinaron en favor y en contra; se diría que el establecimiento de los opinadores estuvo a favor del ‘si’, pero ganaron los del ‘no’. ¿Acaso estaban conscientes de todas las implicaciones de su voto negativo? Todavía muchos se declaran perplejos ante las consecuencias de su decisión. Como que no habían votado abandonar la Unión Europea sino por otras consideraciones en muchos casos, menores, irrelevantes. Tanto que algunos llegaron a proponer un segundo referendum o reclamaron que el Parlamento decidiera. Es que fue una decisión que no sólo sacudió al Reino Unido sino a los demás países miembros de la Unión y, claro está, al mundo entero. ¿Así lo entendieron y previeron los que votaron el ‘no’?Es que someter a una decisión de Sí o No, una relación de un país con otros 27 y con el resto del mundo, desborda la capacidad de buena parte de la ciudadanía. Se trata de ponerle fin a una relación compleja, larga, polifacética, con implicaciones que ni aún los más expertos pueden anticipar. Para eso se inventó el Gobierno, para eso existe el Parlamento, integrado por grupos políticos con diversas visiones; para eso existen los controles que resultan del debate público y de las contribuciones de los tanques de pensamiento. Y todos ellos, en conjunto o separados no obstante su bagaje de conocimientos y de apreciaciones, tendrían mucha dificultad en llegar a un acuerdo al respecto y, entonces, ¿cómo podría hacerlo el ciudadano común? ¿Y con qué bagaje?Alguna repercusión ha tenido esa situación en el caso ya inminente de la votación para darle legitimidad popular a los acuerdos, también complejos, multifacéticos, significativos, que el presidente Santos suscribirá con las Farc.La Corte Constitucional (Comunicado número 30, 18 de julio de 2016) al ampliar el período para que los colombianos tengan la mejor información al respecto, lo hace para … “asegurar el acceso real, efectivo, oportuno, de la ciudadanía al objeto que será sometido a la votación popular del plebiscito (…) que se pueda tomar partido con todos los elementos de juicio necesarios para una decisión consciente e informada”. El presidente Santos, al inaugurar la nueva legislatura reclama un “debate de altura y con ideas, con argumentos y no medias verdades, con realidades y no con mitos”.Convencer o manipular, ese es el dilema. Es un desafío para el Gobierno y para la oposición. Este proceso político debería ser un ejemplo de integridad y convivencia.

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