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Buscando el consenso

El ambiente era poco propicio. Trump venía siendo atacado duramente, inclusive por algunos republicanos. Todos a una en radio, televisión y prensa... lo que se registró fue un buen encuentro entre el presidente Trump y el presidente Santos. Muy buena noticia. Todos coinciden en afirmar que el embajador Pinzón ha realizado una tarea inteligente.

19 de mayo de 2017 Por: Fernando Cepeda Ulloa

El ambiente era poco propicio. Trump venía siendo atacado duramente, inclusive por algunos republicanos. Todos a una en radio, televisión y prensa... lo que se registró fue un buen encuentro entre el presidente Trump y el presidente Santos. Muy buena noticia. Todos coinciden en afirmar que el embajador Pinzón ha realizado una tarea inteligente.
Entre otras, esta entrevista estuvo presidida por el lanzamiento en The Atlantic Council de un documento comparable al que en su momento promovieron el Diálogo Interamericano y el Council for Foreign Relations para ambientar el exitoso Plan Colombia, hace 16 años. Ahora se trataba de su nueva versión, Paz y Prosperidad en Colombia. Un documento preparado por un grupo de trabajo presidido por dos senadores, uno demócrata y otro republicano. Y un equipo pluralista. Ahora, como entonces, el consenso bipartidista estaba ahí. ¿Y en Colombia? Este es el gran interrogante.

Michael J. Camilleri, del Diálogo Interamericano, quien trabajó cinco años en la administración Obama (2012-2017) como Director de Asuntos Andinos en el National Security Council de la Casa Blanca, plantea una agenda así: demostrar que el Acuerdo de Paz se cumple, o sea, que las Farc se desarman, entregan el dinero y los bienes escondidos, cumplen con ayudar a combatir los cultivos de coca; y las instituciones hacen presencia en los territorios que abandonan las Farc, que se evita que las guerrillas emigren hacia el crimen organizado, que se protege la vida de los defensores de la paz, que se imponen castigos reales (así sean reducidos) a los criminales de guerra. (Revista Foreign Policy, 17 de mayo de 2017).

Creo que en Estados Unidos continúa la perplejidad en relación con la ruptura del consenso con respecto a la paz. Pastrana, Uribe, Santos son mirados como los protagonistas de un éxito de política exterior apoyado con 10 mil millones de dólares por Estados Unidos y fuertemente con el presupuesto colombiano. Lo propio ocurre con el tema de las drogas ilícitas y los cultivos, razón inicial del éxito del Plan Colombia... ese fue el replanteamiento de 1999, primero lucha contra las drogas y luego paz.

Erradicar 180 mil hectáreas, tamaña tarea. Y Venezuela. Por fortuna hay buen ambiente y deseo de cooperar. El tema del consenso estará siempre presente.

El consenso está en crisis hoy en las principales democracias, empezando por los Estados Unidos, el Reino Unido y Francia, donde al decir de la excelente conocedora de la vida electoral Pippa Norris, el populismo no se ha detenido; el anuncio de su muerte, dice recordando a Mark Tawain, ha sido una gran exageración. Y, ¡que tal Brasil, Venezuela, Argentina! Gran cosa que la creciente turbulencia que agita al gobierno de Trump no afecte a Colombia.

El respeto a la tradición jurídica colombiana es un elemento esencial. La Corte Constitucional es su guardiana por excelencia. Su prestigio internacional es el reconocimiento a un comportamiento que nos ha convertido, ya lo hemos dicho, en una potencia moral. El respeto al Estado de Derecho aún en circunstancias muy difíciles. Las minorías parlamentarias de los más diversos colores y tendencias bien lo saben y, por tal motivo, acceder a ella ha sido garantía de que el ejercicio de la mayoría tiene límites. Y que las minorías, impotentes, tienen derechos. Y tienen quien así se los reconozca.

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