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Un nuevo fantasma recorre el mundo. Es el comportamiento político anti-establecimiento. Ello...

23 de enero de 2016 Por: Fernando Cepeda Ulloa

Un nuevo fantasma recorre el mundo. Es el comportamiento político anti-establecimiento. Ello quiere decir que hay pérdida de confianza frente a los políticos y a la política tradicional. Hay pérdida de confianza frente al mundo de los negocios y, también, ante las relaciones entre el mundo financiero y el de la política. El tema -ya lo planteamos en la columna anterior- lo trajo a colación contundentemente el presidente Obama en su último discurso sobre el estado de la Unión. Con claridad meridiana dijo que la financiación de la política, debería ser modificada. Debo repetir una de sus frases que es bien diciente: el tema no es quién es elegido sino cómo es elegido. Tremendo. No es cualquier cosa.Escuchando el último debate entre los candidatos demócratas, antes de la Primaria en el Estado de Iowa, no tanto Hillary Clinton sino sus dos contrincantes, particularmente Bernie Sanders, no ahorraron palabras y dedicaron tiempo, una y otra vez, para plantear el tema de la influencia del sector financiero y de los “billonarios” en el proceso político de Estados Unidos. Fue implacable. Varias veces dijo que prometía no designar como Secretario del Tesoro a una persona de Wall Street, símbolo financiero del mundo.La financiación de la política me ha interesado desde cuando estudié Ciencia Política en los Estados Unidos. El primer artículo que escribí al regresar a Colombia fue sobre esa materia. Editorial Planeta me publicó un libro dedicado sólo al tema y luego Editorial Ecoe hizo una reedición de éste y otros trabajos, con el título ‘Narcotráfico, Financiación Política y Corrupción’ (2011 segunda edición).Difícilmente se encuentra un país que haya estudiado con más rigor y desde hace más tiempo este tema, que Estados Unidos. Las legislaciones al respecto se cambian una y otra vez en Francia, en Inglaterra y la jurisprudencia de los Tribunales, en ocasiones muy controvertida, fortalece o debilita gravemente estos estatutos.En esencia, lo que ocurre cuando se plantea este tema con el vigor que lo ha hecho el rival demócrata de Hillary, es que se llega a una posición anti-establecimiento. Personalmente he buscado que sea el establecimiento el que promueva una reforma a este respecto, pero no ocurre así. Y por ello, el candidato Bernie, de una apariencia muy amable, en situación económica como la que se vive en Estados Unidos, logra una audiencia, que está sorprendiendo a los analistas, así como también hay perplejidad con el eco logrado por Donald Trump. Bernie asigna parte de los problemas sociales y de inequidad ahora en los Estados Unidos, a este maridaje entre Wall Street y la política. Es lo que promete romper. El suyo sería un movimiento anti-establecimiento, desde el Partido Demócrata. El de Trump parece un movimiento populista desde el Partido Republicano. Algunos lo llaman la gran revuelta republicana o el gran terremoto republicano, que puede generar un tsunami.Parece ser la hora de los extremismos a los cuales no es ajena la política europea, siendo España el más reciente ejemplo. En la revista The Atlantic (Enero-Febrero 2016) al analizar “Por qué América se está moviendo hacia la izquierda”, se dice que “Barack Obama buscó la presidencia esperando ser el Reagan de los demócratas: un Presidente que cambió la trayectoria ideológica de América. Y Obama la cambió”. Ojo a los cambios que están ocurriendo.

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