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Eutanasia

A veces es mejor morir que seguir vivo. El problema es definir...

9 de enero de 2012 Por: Gustavo Moreno Montalvo

A veces es mejor morir que seguir vivo. El problema es definir cuándo se justifica tomar decisiones y quién las puede tomar. El ser humano tiene instintos naturales que lo impulsan a sobrevivir, y ha desarrollado herramientas para extender la vida más allá de lo requerido para que la especie se preserve. Es claro que con frecuencia las circunstancias hacen de la vida una opción poco grata para personas en condiciones similares a las de un vegetal, sin movilidad y sin comunicación. En esos casos se debe poder tomar la decisión de terminar la vida, pues se hace daño a la persona y a sus vinculados, que sufren y deben invertir tiempo y dinero en esfuerzos inútiles. Por esta razón es importante suscribir documentos en pro de una muerte digna.Sin embargo, hay muchas circunstancias en las que debería poderse tomar decisión de morir, y la sociedad permitirlo y facilitarlo. Si una persona no se siente a gusto y ya no está en la fase productiva de su vida debería poder dejar de vivir. Los argumentos en respaldo de esta posición abundan. Hoy hay cuatro veces más gente en el mundo que hace cien años. Se enfrenta la perspectiva de menor proporción de población productiva en la población total en todo el mundo, como consecuencia de vidas más largas, menor mortalidad infantil, y la inevitable obsolescencia, que con frecuencia hace improductivos los esfuerzos de los viejos. Una persona sola, sin afectos, con limitaciones para el desplazamiento propias de la cuarta edad, debería tener incluso incentivos para dejar de consumir recursos escasos, que otros podrían utilizar en empeños útiles para la sociedad. Las instituciones del mundo no facilitan decisiones racionales. Se basan en presuntas moralidades, que a veces son más dogma que verdadera. Sin embargo, ha llegado la hora de revisar las reglas y los criterios. El planeta no resiste mucha más gente ni mayor consumo de elementos básicos como agua, comida, combustibles y lubricantes, y minerales cuya extracción es cada día más difícil. Además, los objetivos de felicidad y seguridad se cumplen con más facilidad si todos los humanos estamos en condiciones espirituales adecuadas. Vienen épocas difíciles, por los problemas ambientales que hemos creado, por el aumento de las diferencias entre quienes tienen en exceso y quienes no tienen lo suficiente, por el encarecimiento de la salud, que en el caso de EE.UU. suma 15% del PIB, y por la pérdida de importancia del Estado en el ordenamiento social, lo que erosiona la confianza en un orden legítimo. El reto des construir un sistema social sostenible, con respeto por derechos individuales fundamentales y uso equilibrado de lo escaso. Hay que pensar de manera diferente, sin prevenciones. Facilitar de manera proactiva la terminación de la vida como fruto de la decisión racional de cada quien es un modo de ayudar al propósito. ¿Por qué no considerarlo?

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