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Valle de campeones

La conquista del Valle, el tercer departamento del país por población y PIB, es aún más notable si se considera que fue de lejos el ganador en el número de preseas de oro por cien mil habitantes, con 3,7.

8 de diciembre de 2019 Por: Vicky Perea García

Entre el tumulto de las últimas semanas y la llegada, tras 11 años de espera, del América a una final del fútbol colombiano, ha pasado relativamente desapercibido el contundente triunfo de la delegación vallecaucana en los Juegos Nacionales del Bicentenario. El Valle, que dominó los juegos a mediados del siglo pasado, y cuya última victoria había sido en 1996, se impuso de manera categórica, alcanzando 165 medallas de oro y 424 de todos los metales, y aventajando por 17 y 60 oros, respectivamente, a Antioquia y Bogotá.

La conquista del Valle, el tercer departamento del país por población y PIB, es aún más notable si se considera que fue de lejos el ganador en el número de preseas de oro por cien mil habitantes, con 3,7. Aplicando este rasero, Antioquia habría sido quinta (2,3) y Bogotá sexta (1,4). La distancia frente a otros departamentos que en ocasiones se comparan con el nuestro, como Santander y Atlántico, fue abrumadora. Valle sacó 13 veces más oros que el primero (octavo en la tabla de medallería) y 15 veces más oros que el segundo (noveno).

Este triunfo lo endulza el hecho de que más de la mitad (84) de las medallas de oro del Valle las hayan obtenido mujeres. Y, lo complementa, el que la delegación vallecaucana a los Juegos Paranacionales también se haya coronado campeona. El sábado en la mañana, los paratletas vallecaucanos acumulaban 131 preseas de oro, logrando un margen ya inalcanzable por Bogotá (106), Santander (49) y Antioquia (43).
El éxito del Valle es un claro testimonio de la potencia de nuestro departamento. Configurar la infraestructura, talento humano y procesos para desplegar una delegación de excelencia de más de 1000 personas (1500 si incluimos la delegación a los paranacionales) en cerca de 50 disciplinas deportivas (más de 70 con las disciplinas paralímpicas),
requiere de un robusto tejido económico, institucional y social. No es coincidencia que en los últimos Juegos Olímpicos las potencias del G-7, con China y Rusia, hayan acaparado el 55% de las medallas de oro.

Más allá del enorme mérito de los atletas y sus entrenadores y asistentes técnicos, el juicioso y sistemático proceso liderado por la gobernadora Toro fue fundamental en el triunfo del Valle. Además de ser la inspiradora de la gesta -desde su campaña se comprometió con ganar los Juegos-, de la mano de su equipo diseñó la estrategia y adelantó la planificación, repatriación de talentos y financiación necesarios para obtener la victoria.

Todos los vallecaucanos nos debemos sentir orgullosos de esta conquista. Pero también, y quizás más, de nuestra renovada capacidad como sociedad de proyectar un sueño colectivo, imponernos metas ambiciosas y organizarnos para cumplirlas. Así sucedió hace casi 50 años, cuando una Cali de 900.000 habitantes organizó los Juegos Panamericanos, el evento deportivo más importante que se haya llevado a cabo en Colombia.

No hay que olvidar que hace menos de 20 años, el departamento, sumido en una profunda crisis fiscal, declinó su participación en los Juegos Nacionales de 2000, lo que le impidió defender la corona de 1996. Esos tiempos aciagos quedaron definitivamente atrás. Hoy el Valle es el primer departamento en desempeño fiscal del país y también campeón absoluto de los Juegos Nacionales, y Cali, designada este año Capital Americana del Deporte, se apresta a recibir en 2021 los primeros Juegos Panamericanos Juveniles de la historia.

Sigue en Twitter @estebanpie