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Una nueva mirada al vecindario

A pesar de los trastornos que puede causar en Colombia y, mucho...

25 de enero de 2015 Por: Esteban Piedrahíta

A pesar de los trastornos que puede causar en Colombia y, mucho más agudamente, en sus vecinos, la caída del precio del petróleo es una buena noticia para la economía mundial. La gran mayoría de los países -desde las grandes potencias que representan el 65 por ciento del PIB global (Europa, Estados Unidos, China y Japón) hasta los más pobres, pasando por importantes naciones emergentes (India, Corea, Indonesia, Turquía, etc.)- son importadores netos de crudo. El beneficio económico para los consumidores en todo el mundo de una reducción de US$50 en el precio por barril ronda los US$1,6 billones (de 12 ceros) por año. Esto sin hablar del impulso que puede dar a la democracia, cuando buena parte de las reservas de petróleo están en manos de gobiernos despóticos o de visos absolutistas. Cerca de casa hay una región que se verá muy favorecida en esta coyuntura. Los países de Centroamérica y el Caribe importan casi todos los hidrocarburos que consumen. Con pocas reservas propias de petróleo, gas y carbón, y limitada capacidad de generación eléctrica a partir de otras fuentes, sus matrices energéticas están entre las más costosas del mundo. El año pasado, los seis países centroamericanos y la República Dominicana gastaron cerca de US$20.000 millones, casi el 8% de su PIB conjunto, en la importación de productos petroleros. Una caída a la mitad de los precios del crudo significará para estos países un estímulo económico muy significativo.En su conjunto, estos 7 países tienen una población (56 millones de habitantes) superior a la de Colombia y una economía sustancialmente mayor a la del Perú y casi tan grande como la chilena. Su proximidad geográfica y la afinidad cultural los convierten en mercados sumamente interesantes para los productos vallecaucanos. Incluyendo las demás naciones caribeñas, representan 7 de los 20 principales destinos de exportación del Valle del Cauca. Y sumadas las exportaciones a todos los países de la zona (unos US$260 millones en 2014), serían nuestro tercer mayor mercado exterior, por encima de Perú, Estados Unidos, Chile, México y Brasil. Empresas como Tecnoquímicas (con planta propia en El Salvador), Colombina (con filiales en varios países centroamericanos y distribuidores por todo el Caribe) y Mayagüez (que recientemente compró un ingenio en Nicaragua) han visto el potencial de este mercado. Pero las oportunidades son amplias para empresas de todos los tamaños, pues esa región ya le compra al Valle desde muebles y productos metalmecánicos, químicos, plásticos y de papel y cartón, hasta confecciones, cosméticos, productos de aseo, confitería, ingredientes y alimentos, entre otros. Y habiendo allí gran presencia de grupos financieros colombianos (Aval, Bancolombia, Davivienda), la financiación para exportaciones y expansiones se facilita considerablemente.Aparte del impulso que recibirán estos países por los ahorros en costos energéticos, sus monedas están muy atadas a un dólar en ascenso, lo que contribuye a la competitividad relativa de los productos colombianos. En momentos en que nuestros dos principales mercados, Venezuela y Ecuador, comienzan a sentir los coletazos de su irresponsabilidad -mucho mayor en el primer caso que en el segundo- en los años de bonanza, es momento de que los empresarios vallecaucanos le den una nueva mirada a las oportunidades en el resto del vecindario.P.D. Con la venia de los lectores, me permito hacer un breve homenaje a mi querida e inolvidable tía María Eugenia, fallecida el viernes, y enviar mi sentida solidaridad a mis primos y familia.