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Un buen año en empleo

Si hay un indicador económico crítico para el bienestar social y además...

11 de enero de 2015 Por: Esteban Piedrahíta

Si hay un indicador económico crítico para el bienestar social y además altamente indicativo de la salud económica general de un territorio es el empleo. Las cifras del Dane a noviembre muestran que en esta materia los resultados de Cali en 2014 fueron bastante buenos. Aunque aún tenemos la tasa de desempleo más alta de las 5 principales capitales del país, a noviembre la misma había bajado a 11,1%; el mejor registro desde 2007. Entre estas ciudades, la capital del Valle no solo fue, por lejos, la que más redujo el desempleo en el último año (-8%), sino que fue la única donde el número absoluto de desocupados bajó (-13.000). En el mismo lapso, el número de personas ocupadas en la ciudad aumentó en un 6% (+69.000). Aunque el mayor crecimiento fue en el sector servicios, es notable que en la industria se hayan creado 9.000 nuevos puestos de trabajo. Incluso, si se mira el tema del empleo desde el punto de vista de la tasa de ocupación —qué porcentaje de las personas en edad de trabajar están efectivamente empleadas— la cifra para Cali (61%) es más alta que las de Medellín y Barranquilla.Pero el empleo en la ciudad no mejoró solo en cantidad sino en calidad. Cali es, entre las 5 grandes capitales, la que más ha avanzado en formalización laboral en los últimos años. Entre noviembre de 2013 y el mismo mes de 2014, el número de empleados formales en Cali aumentó un 11%; desde 2011 el aumento ha sido del 28%. Por primera vez en mucho tiempo el número de ocupados formales en la ciudad supera el número de informales. La tasa de formalidad en Cali (53%), aunque inferior a las de Bogotá y Medellín, es sustancialmente superior a las de Barranquilla y Bucaramanga. En síntesis, aunque la tasa de desempleo y el nivel de informalidad siguen siendo preocupantes, hay un progreso notable en la creación de empleo de calidad.Consolidar esta dinámica es fundamental para generar la prosperidad colectiva que nuestra ciudad y región necesitan. En ese sentido, el 2015 plantea señales encontradas aunque más favorables para Cali y el Valle que para el resto del país. Indudablemente, la devaluación del peso y la reducción en los precios del petróleo son positivas para un región agrícola e industrial como la nuestra que además es “importadora” de combustibles. Sin embargo, esas mismas tendencias perjudican a economías como Venezuela y Ecuador que en 2014 fueron el primer y segundo destino de nuestras exportaciones (las recientes medidas arancelarias de este último país son indicativas de esta situación). Por el contrario, Estados Unidos, el cuarto socio comercial del Valle, está en plena recuperación y, como importador neto, le favorece la baja en las cotizaciones del crudo. Podría de esta manera compensar los menores despachos a otros mercados. Así mismo, la fortaleza económica norteamericana seguramente contribuirá a un aumento en las remesas que, por la devaluación, se convertirán en más pesos. Estas, que representan cerca del 4% del PIB del departamento, constituyen un impulso fundamental para el gasto de consumo. A pesar de las dificultades fiscales del gobierno central, la inversión pública en Cali también será un dinamizador importante de la economía y el empleo en 2015. La administración municipal tendrá cerca de $400.000 millones de pesos para inversión de libre destinación (frente a solo $120.000 millones en 2012), arrancará la segunda fase de las Megaobras y Metrocali y Emcali prevén sus niveles de inversión más altos del cuatrienio. Así las cosas, la apuesta es que el desempleo cierre el 2015 en un solo dígito.