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Semillas de futuro

El alcalde Ospina recibe una ciudad con múltiples desafíos, pero con la oportunidad de construir sobre lo construido.

22 de diciembre de 2019 Por: Vicky Perea García

Entre las grandes capitales de Colombia, Cali es posiblemente la más difícil de gobernar. Tiene, de todas, el vecindario ampliado más pobre y complejo.

La profundidad y persistencia de las diversas crisis que la golpearon en los años noventa, que indujeron procesos dispares de expulsión y atracción poblacional, contribuyeron a un cambio sustancial en su demografía que ha hecho difícil construir un nuevo sentido de cohesión y cultura compartida. Buena parte de su vieja élite vive de la añoranza del pasado de una urbe que guarda una relación tenue y ambigua con lo que fue. Y aunque la influencia de la mafia en todos los ámbitos ha menguado considerablemente, la ciudad no ha logrado consolidar una nueva piel política y de liderazgo que le permita mirar con confianza hacia el porvenir.

En este contexto, tiendo a pensar que la elección y gestión como alcalde de un empresario ‘diferente’, como Maurice Armitage, conectado con el antiguo establecimiento, pero con una perspectiva e ideas que en muchas dimensiones no calzan con las de éste, han servido para tender puentes entre los caleños. Y también me inclino a creer que el triunfo de un candidato de centro-izquierda como Jorge Iván Ospina, de extracción popular, quien conoce e interpreta como nadie a la nueva Cali, y con una singular capacidad de comunicación y convocatoria, abre luces de esperanza a la recomposición del tejido cultural y social.

Ospina recibe de Armitage un legado que brilla más por semillas de futuro que infraestructuras rutilantes. La mayor obra del alcalde saliente fue una inversión de $3,5 billones en educación. Esto representa, en términos reales, un esfuerzo adicional de $500 mil millones frente al cuatrienio anterior, los cuales se reflejan en 18 nuevos colegios, 7 nuevos centros de desarrollo integral para la primera infancia y la renovación de cerca de 150 sedes escolares.

Quizás más importante, sin embargo, ha sido el programa ‘Mi Comunidad es Escuela’, premiado por la Unesco, y que busca la apropiación de los colegios por parte de las comunidades, ubicándolos como ejes del desarrollo local, y complementar el componente académico con una rica oferta cultural, deportiva y tecnológica.

Otra semilla de futuro, objeto de críticas por muchos entre la minoría que usan carro particular, es el arduo esfuerzo por cambiar la cultura de movilidad y consumo de espacio vial de los caleños, priorizando al peatón, las bicicletas y el transporte masivo. Esta es la línea que persiguen todas las ciudades avanzadas del mundo.

La construcción de 114 kilómetros de ciclorrutas, el esfuerzo financiero para garantizar la sostenibilidad del MÍO, la incorporación de 50 buses de tecnología limpia y la estrategia de ralentizar y organizar el tráfico en los puntos de mayor siniestralidad, no solo salvarán cerca de 50 vidas este año, sino que se traducen en un aire más limpio y una ciudad más amable para todos.

En términos de impacto social inmediato, no hay legado más valioso que la reducción continua de la tasa de homicidios de 58 a 44 por 100.000 habitantes entre 2015 y 2018. Aunque la cifra sigue siendo muy alta, se traduce en cerca de 1600 muertes violentas evitadas en comparación al anterior cuatrienio.

Aparte de incrementar considerablemente la inversión en seguridad, la Alcaldía de Armitage la complementó con inversión social focalizada y programas de reincorporación para pandilleros. El alcalde Ospina recibe una ciudad con múltiples desafíos, pero con la oportunidad de construir sobre lo construido.

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