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Payaso rico, payaso pobre

La perla económica de la semana fue la disparatada defensa del modelo...

17 de abril de 2016 Por: Esteban Piedrahíta

La perla económica de la semana fue la disparatada defensa del modelo económico chavo-madurista por parte del expresidente Samper. Sin sonrojarse, dijo que “Venezuela es el único país de la región que nunca ha dejado de pagar su deuda externa” (de acuerdo los economistas Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, expertos en la materia, lo hizo en 1826, 1848, 1860, 1865, 1892, 1898, 1982, 1990, 1995–1997, 1998 y 2004) y agregó que esto “le da autoridad ante los mercados financieros internacionales” (hoy éstos asignan una probabilidad del 75% a que no pueda pagar su deuda en los próximos 12 meses y exigen una tasa superior al 30% en dólares para tener sus bonos). A cuenta seguida, pasó de la mendacidad al desvarío, afirmando que eso “permitiría hacer las operaciones que habría que hacer buscando esa tasa de referencia que permita una unificación de lo que pueden ser las distorsiones cambiarias”. Esto solo lo entiende un expresidente de Anif y exministro de Desarrollo. Economistas como Ricardo Hausmann han anotado lo irónico que resulta que el gobierno de la ‘Revolución Bolivariana’ siga atendiendo sus deudas con prestamistas internacionales cuando no tiene con qué comprar comida, remedios y otros productos de primera necesidad.Por patético que sea que un expresidente colombiano sea el ‘idiota útil’ de un régimen autoritario, corrupto, pauperizante y ridículo, es sin duda más preocupante que un estafador, racista y misógino, igualmente grotesco, sea candidato opcionado a la Presidencia de la nación más poderosa del mundo. Ya son tristemente célebres las propuestas de Trump de construir un muro de más de 16 metros de altura en la frontera con México, pagado por los mexicanos, o de implantar un registro nacional de ciudadanos musulmanes y prohibir la entrada de fieles del Islam a los EE.UU.En materia económica, sus propuestas no son menos delirantes. La principal es una reducción de impuestos para individuos (quedarían con tasas de 0%- 20%) y empresas (15%), al tiempo con no tocar los dos mayores programas de gasto del gobierno (Seguridad Social y Medicare), aumentar el gasto en defensa y eliminar el déficit fiscal. Para lograr esta cuadratura del círculo, dice que eliminará deducciones fiscales, cerrará los Departamentos de Educación y Protección Ambiental y suprimirá el “despilfarro, fraude y abuso” en el presupuesto federal. La ortodoxia Republicana desde Reagan -poco sustentada por la evidencia empírica-, sostiene que las reducciones en impuestos conducen a mayores tasas de crecimiento. El consenso de los economistas, en cualquier caso, es que su programa generaría mayores déficits fiscales por US$950.000 millones al año y llevaría la deuda pública a 140% del PIB en 2026. Otro pilar de su promesa de “hacer a América grande otra vez” es, en efecto, declarar una guerra comercial con China, elevándole aranceles del 45% a sus productos. Ha hablado también de aranceles del 35% para los productos mexicanos. En este frente hace gala de gran congruencia ideológica, yéndose a la izquierda de la más opcionada candidata Demócrata. Un infame precedente lo constituye la Ley Smoot-Hawley de 1930 que subió los aranceles a 20.000 productos importados, desencadenando retaliaciones de Canadá, Reino Unido, Francia y Alemania y profundizando la Gran Depresión (fue rápidamente derogada en 1932). Cuesta creer, pero la elección de Trump en EE.UU. podría ser peor para Colombia de lo que han sido las de Chávez y Maduro.Sigue en Twitter @estebanpie