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Tanto pillo suelto

Lo increíble es que tanto Tapia como Corridori puedan andar nuevamente a sus anchas por todo el país tratando de realizar negocios de diversa índole

17 de octubre de 2021 Por: Vicky Perea García

Resulta difícil entender porque en Colombia sobreviven personajes como el tal Emilio Tapia, condenados por sus delitos y actuaciones inescrupulosas realizadas con el claro objetivo de estafar a entidades estatales o al público en general. Miembro del llamado ‘cartel de la contratación’ durante la nefasta alcaldía de Samuel Moreno Rojas en la capital de la República, reapareció como el dueño de empresas tan cuestionadas como la ‘Unión Temporal Centros Poblados’ que recientemente se ganó un jugoso contrato con el Ministerio de
Tecnologías y Comunicaciones recibiendo un muy valioso anticipo.

Buena parte de ese anticipo fue a parar a cuentas del cuestionado personaje, quién rápidamente envió buena parte de lo que a él le correspondió como accionista de la Unión Temporal a sus cuentas bancarias en el exterior. Según algunos medios de comunicación, llegó a cotizar un avión de transporte ejecutivo para desplazarse a sus anchas desde Barranquilla, su sitio de residencia, hasta las ciudades de país en donde tiene contratos con entidades estatales, casi siempre a través de interpuestas personas.

Pero el colmo es que ahora Tapias se ha venido reuniendo con otro muy cuestionado y supuesto empresario, el italiano Alessandro Corridori socio de la intervenida y liquidada comisionista de bolsa ‘Interbolsa’. Desde ella y junto con los demás accionistas de la citada corredora, otros delincuentes de cuello blanco pretendieron estafar a miles de personas falsificando sus estados financieros e incrementando ficticiamente el valor de las acciones de Fabricato en la Bolsa de Valores de Colombia, empresa que ellos habían logrado controlar.

Les recuerdo a mis lectores que entre Corridori y sus socios comenzaron a negociar entre sí acciones de la citada textilera, llevando el valor de las mismas a $94,00, el precio más alto en la historia de esa compañía, incluidas sus épocas más prósperas. Lo cual era bien extraño pues en aquel momento, enero-agosto de 2012, perdía $160.000 millones en esos ocho meses.

El objetivo de esa nefasta práctica era poder solicitar créditos al sistema financiero, ofreciendo en garantía las citadas acciones al 50% de su valor en Bolsa, el cual como ya mencioné, había sido inflado a más de diez veces su verdadero valor. Eso lo lograron y a cambio recibieron todas las ventajas y beneficios que la ley le ofrece a quienes en Colombia han cometido toda suerte de delitos y barbaridades

Para sorpresa de todos, esos dos pillos ahora se han unido para tratar de adquirir las acciones del equipo de fútbol Deportivo Pereira, sociedad que se encuentra en liquidación. Lo que parece inaudito es que quienes defraudaron la buena fe estafando al Estado y a miles de personas, fechorías por las que Rodrigo Jaramillo fue condenado a prisión domiciliaria debido a su edad, mientras que su hijo Tomás, así como Juan Carlos Ortiz y el ya mencionado Corridori, recibieron condenas por siete u ocho años y la casa por cárcel, lo cual contrasta con las penas que les imponen en otros países a quienes cometen esas fechorías.

Pero lo increíble es que tanto Tapia como Corridori puedan andar nuevamente a sus anchas por todo el país tratando de realizar negocios de diversa índole, cuando sus antecedentes deberían ser más que convincentes para que no se les permitiera realizar ningún tipo de actividad empresarial en el territorio nacional.