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Después de muchos años, Cali volvió a tener un alcalde respetable, que...

22 de febrero de 2012 Por: Emilio Sardi

Después de muchos años, Cali volvió a tener un alcalde respetable, que está dando pasos en la dirección correcta. Lo apropiado ahora es darle una espera antes de empezar a evaluar su gestión. Con suerte, al concluirla habrá logrado que los caleños entiendan que deben elegir alcaldes como él y no como sus antecesores.Es otro el cantar en el departamento. La descomposición electoral en el Valle del Cauca es tal que ni tenemos ni es probable que futuras elecciones nos den un gobernador que reúna las más elementales condiciones para el correcto desempeño del cargo. Además de muchos otros males, esto genera la ausencia del liderazgo requerido para establecer las verdaderas prioridades de la región y adelantar una interlocución seria con el gobierno nacional para obtener su apoyo en el empeño de satisfacer las necesidades de sus habitantes.Muchos buscan llenar este vacío. Desde entidades como la Unidad de Acción Vallecaucana hasta gremios dedicados a empujar los intereses de sus afiliados independientemente del interés general, como la Cámara de la Infraestructura, todos opinan. La Cámara de Comercio de Cali, el Comité Intergremial, el Comité Empresarial, Camacol, la SAG y muchos otros, todos quieren hacerse oír. Bien guiado, este deseo de participación puede ser muy positivo. Pero como hay tantos intereses particulares, muchos conflictivos entre sí, hoy el resultado es un coro discordante que repite letanías que lucen obvias, pero que no reflejan las verdaderas prioridades de la región.Siempre acaban en que la mayor prioridad del Valle es la doble calzada a Buenaventura y el dragado del puerto. ¡Nada más distante de la realidad! Sólo una pequeña porción de los bienes que transitan por esa carretera y ese puerto tienen al Valle como destino u origen. El grueso es de Bogotá y del resto del país. Esa prioridad es nacional y los vallecaucanos no debemos dedicar nuestros escasos recursos a algo que es claramente responsabilidad de la Nación. Peor aún, dentro del oscuro sistema de concesiones que aquí impera, cada costo adicional que le pueden clavar a la construcción de esa carretera genera ampliaciones adicionales en la duración de los confiscatorios peajes que, por décadas, pagaremos por la red ya construida.En vez de gastar esfuerzos en lo que no es de nuestro cargo, debemos presionar por la solución de las necesidades reales de la región. Energía, por ejemplo, cuyo déficit sufrimos permanentemente y que pagamos a precio de oro, si nos llega. En vez de usar el gas de la Guajira, debiéramos buscar traerlo desde los campos vecinos en el alto Magdalena. Y estimular la creación de represas de uso doble, para control de aguas y generación, o como la de Timba, que adicionalmente suministraría agua limpia para Cali. Y desarrollar nuestro carbón.Nuestra mayor necesidad es generar empleos. Contamos con suelos, climas y abundante mano de obra en el campo, justo lo que nos permitiría tener una agroindustria de competitividad mundial en frutales y hortalizas, gran generadora de trabajo. Pero a nadie le interesa su desarrollo. Como pareciera no interesarnos recuperar nuestro ferrocarril ni, más grave aún, la seguridad, tan enredada hoy aquí.Lo más claro es que la mayor prioridad del Valle es desarrollar una agenda seria y de claro beneficio general, que permita aunar las voces de la región en pos del bien común.