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Pobre español

Para descansar de los recuentos del pasado y las predicciones del futuro...

11 de enero de 2012 Por: Emilio Sardi

Para descansar de los recuentos del pasado y las predicciones del futuro que en esta época saturan las páginas editoriales, abordaremos hoy el tema del pobre español. No me refiero con éste al caso de alguno de los millones de desempleados que ha dejado el socialismo en la madre patria, sino al ataque que sufre el español en Colombia. Como todos los idiomas, el nuestro es dinámico y en su constante evolución incorpora nuevas palabras, nuevas acepciones y nuevos giros, así como abandona expresiones que caen en desuso. Nada de esto es malo. Lo malo es cuando en ese proceso se aceptan modas sin sentido, así como construcciones y expresiones lingüísticas erróneas en su sintaxis o confusas en su significado, que en no pocos casos son hasta ridículas.Seraque. Se ha extendido en Colombia el uso del modismo ‘será que’ como muletilla para los más diversos casos. Lo usan para plantear interrogantes, como cuando preguntan “¿será que va a llover?”, en vez del mucho más castizo y simple “¿lloverá?”. O con esa manía tan colombiana de no hablar de frente, dicen “¿será que me puede pasar la sal?”, en vez del directo “por favor, páseme la sal”, como si pedir un favor disminuyera a quien lo solicita u ofendiera a quien lo hace. Y hasta en interrogativo lo usan para hacer afirmaciones, como en “¿será que nos vamos?”, cuando quieren decir “vámonos”. Urge erradicar el seraque y buscar que se retomen las locuciones directas correctas.Deque y de que. Buscando evitar el mal uso de la preposición de antes de que, vicio conocido como ‘dequeísmo’, se ha degenerado en la abolición de esa preposición en los casos en que el buen uso del idioma la exige. Los ejemplos son múltiples. Dicen “estoy seguro que”, cuando siempre se está seguro DE algo; o “se habla que”, cuando se habla DE algo; o “antes que yo hiciera”, o “no hay duda que”, o mil errores similares. Para evitarlos, basta aplicar la vieja prueba de plantear el interrogante de la frase para saber si requiere el uso del de: ¿de qué está seguro? ¿de qué se habla? ¿antes de qué? ¿de qué no hay duda?Colocar. El abuso del verbo colocar para sustituir poner es ya ridículo. En el diccionario de la RAE, el verbo poner tiene 44 acepciones, mientras colocar tiene apenas 5. Por una pretendida elegancia, usan el verbo más pobre y se oyen mil torpezas como ‘colocar’ un nombre, ‘colocar’ el canal de noticias, ‘colocar’ en aprietos o ‘colocarse’ de parte de alguien. Sólo falta que algún político hable de ‘antecolocar’ unos intereses o de ‘poscolocar’ un nombramiento.Son muchos otros los ataques al español por la equivocada búsqueda de elegancia en el decir de quienes poco saben del tema. Así, a algún comunicador le pareció más elegante decir duplicidad que duplicación y cada vez más gente comete este error, sin saber que estas dos palabras tienen significados totalmente distintos, ya que duplicidad es “doblez, falsedad”. O, ¿cuántas veces no se oye a algún locutor afirmar que “fulano está en poder del balón”, cuando es el balón el que está en poder del jugador? ¿Y qué tal quienes creen que es más elegante decir ‘vacéa’ que vacía o ‘espureo’ que espurio?No sería mal propósito para 2012 que los colombianos, empezando por el Ministerio de Educación, buscaran eliminar todos estos usos realmente espurios de nuestro idioma, el cual, cuando bien hablado, es más claro y sonoro que la monserga en la que lo están convirtiendo.