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Ojo, Buenaventura

La combinación entre el abandono, la desesperanza y el potencial electoral de la región Pacífico se ha convertido desde hace varias décadas en una bomba social.

26 de mayo de 2017 Por: Eduardo José Victoria Ruiz

La combinación entre el abandono, la desesperanza y el potencial electoral de la región Pacífico se ha convertido desde hace varias décadas en una bomba social. La perversa estrategia de la politiquería es clara: ir de candidatos a despotricar del estado lamentable de las condiciones básicas de sus habitantes; una vez elegidos, y usualmente en el segundo año de mandato, hacen un megaevento en el cual anuncian que le llegó la hora al Pacífico, y un plan de inversiones espectacular que en el tercer año no cumplen. Sigue tiempo de campaña y surgen las promesas de quienes aspiran a reemplazarlos. Así, año tras año, las mentiras llegan y pocas cosas buenas se realizan gracias a la inversión pública.

Lo más triste es que el potencial para ejercer un liderazgo con honradez es grande pues las oportunidades son inmensas y variadas. Le aposté con éxito hace 25 años a hacer avistamiento de las ballenas yubartas con biólogo marino y fundaciones responsables. En la gobernación de Carlos Holguín hicimos Expopacífico para presentar la oferta exportable de los departamentos costeros y realizamos los primeros Juegos Internacionales del Océano Pacífico, para adquirir posicionamiento en la cuenca con el pretexto del deporte. Reuní los inversionistas bogotanos y vallecaucanos que hicieron el hotel Cosmos Pacífico, la mayor inversión turística en 50 años. Todo por el potencial que tiene Buenaventura. Sin embargo, la mayoría de nuestros empresarios la miran con escepticismo; los vallecaucanos la perciben más cerca de África que de Cali y los políticos la desean como botín electoral y no como un piloto de desarrollo social.

Se equivocan si el tema lo miran sólo como error del actual Gobierno Nacional. Ojo con quedarse en apretar un gobierno agónico el cual en un año no podrá honrar los compromisos y los sucesores dirán que no son suyos. Que el Pacífico diseñe un plan de salvamento serio y cumplible y que todos los políticos que lleguen a Buenaventura lo suscriban como un mínimo a comprometerse. Que le respondan a un plan a largo plazo y no inventen más esperanzas fallidas abusando de la naturaleza exuberante que vive en los manglares y en el alma de la gente del Litoral.

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