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Los calentados

La comida que queda, parecido a lo que sucede con el sexo, es mejor en las veces sucesivas y no en la primera oportunidad. Seguramente por eso en ambos casos nada como un buen ‘calentado’.

3 de enero de 2020 Por: Eduardo José Victoria Ruiz

Me causó gracia un meme de alguien que dice que le desearon un 2020 lleno de riqueza y prosperidad y sin embargo, desde el 1 de enero sigue comiendo las sobras de la cena de año nuevo. El quejoso no ha aprendido a sacarle el gusto a uno de los más grandes placeres de la vida: el ‘calentado’ de los días siguientes.

Es tan contundente, que creo representar a muchos, quienes viendo las delicias de un bufet generoso en la noche, añoraríamos ser nuevamente los invitados del día siguiente cuando los jugos hayan penetrado las carnes, los condimentos cumplido su misión y las salsas se robustezcan para realzar los sabores de la cena de ayer o de antier. Además con el encanto de la descomplicación en el vestir, cuando no haya temor a que la salsa de oporto salpique la corbata Hermès, pues como dice un primo, “Gordito que no esté chorreado a las 3:00 p.m., es porque no ha almorzado”, y él sabe por qué lo dice.

El día siguiente, o incluso los días siguientes, tienen otra ventaja adicional y es que podemos mezclar irreverentemente lo que encontremos en la nevera o en el horno sin que los exquisitos comensales de anoche nos critiquen.

Es así como a la paella sobrante la podemos adornar con un par de huevos fritos, de aquellos que llevan enaguas crocantes en los bordes externos de la clara. ‘Paella a caballo’ podría llamarse y le haríamos homenaje a don Quijote de la Mancha. Solo al día siguiente combinan el arroz con pollo del sábado con las lentejas del jueves. Y ambos con ensalada de papa, que siempre sobra.

Unos huevos pericos se convierten en los compañeros multicolores del simplorete pernil. Unos amigos hacen dos veces al año ‘pasta al concho’, penne con todos los conchos de salsas, independientemente de las fechas de vencimiento, y le agregan los saldos de los perecederos de la nevera. Hay cola para gozárselos.

El tema no es de montañeros colombianos. Destacados magazines internacionales como Food& Wine y Foodnetwork publican anualmente voluminosas secciones sobre cómo disfrutar los ‘left over’ o las sobras del día de Acción de Gracias.

La comida que queda, parecido a lo que sucede con el sexo, es mejor en las veces sucesivas y no en la primera oportunidad. Seguramente por eso en ambos casos nada como un buen ‘calentado’.

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