El pais
SUSCRÍBETE

El fracaso como activo

Un mundo que invita al emprendimiento y a las aventuras empresariales individuales, en el que las universidades están motivando a sus estudiantes para ser independientes.

11 de octubre de 2019 Por: Eduardo José Victoria Ruiz

Un mundo que invita al emprendimiento y a las aventuras empresariales individuales, en el que las universidades están motivando a sus estudiantes para ser independientes; un ambiente laboral que no engancha por largo tiempo a los jóvenes, y donde las nuevas profesiones se impulsan sin mucha historia de resultados positivos, es un entorno en el que fracasar es una posibilidad alta.

El boom de las ‘startup’ tecnológicas por doquier y las nuevas maneras de hacerlo todo, posibilitan el fracaso. El mundo está repensándose y ensayando. Las compañías exitosas están llenas de intentos fallidos, hasta que consiguieron logros en algunos empeños. Se calcula que entre el 47% y el 90% (de acuerdo con la categoría) de los nuevos productos que se lanzan al mercado, fracasan. Existe un Museo del Fracaso, nacido en Suecia y replicado en varios países, que contiene muestras de las batallas fallidas de los innovadores , muchas veces empresas y personas que están lejos de llamarse fracasados. Fueron simplemente aprendices de la vida y de los mercados. La ciencia es tal vez el escenario donde más fracasos se dan, pero ella es grandiosa debido a que los logros son fruto de la persistencia en el ensayo y error. Por eso Churchill decía que “el éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”.

En conclusión, en el mundo de hoy, fracasar es normal y el reto es asimilarlo. Los padres de hoy estamos en el otro extremo, haciendo hasta lo imposible para que nuestros hijos no conozcan la frustración en un entorno que no augura que así será. Debemos prepararnos para aprender de cómo superar los fracasos. ‘Harry Potter’ fue rechazada por varias editoriales y el envío de ‘Cien años de soledad’ fue el intento agonizante de la pareja Gabo-Barcha de lograr la atención de la crítica en medio de la incredulidad. Ellos no se rindieron.

El fracaso, entendido como enseñanza y no como un final o señal de desventura vital, fortalece el carácter, eleva la autoestima, invita a explorar nuevos caminos; enseña que el mundo no es perfecto ni nosotros somos infalibles y que al final, la vida es mucho más que un resultado exitoso. En las entrevistas es clave presentarlo desde la óptica del aprendizaje, incluso con humor, y cómo el mundo se ve hoy en primavera después de nubes negras pasajeras llamadas fracasos.

AHORA EN Eduardo Jose Victoria Ruiz