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El bolero de Laserie

Estábamos en primer año de universidad y teníamos una deliciosa tradición en el grupo de amigos: ahorrábamos de la mesada una platica para salir una vez al mes a un excelente restaurante.

22 de abril de 2017 Por: Eduardo José Victoria Ruiz

Estábamos en primer año de universidad y teníamos una deliciosa tradición en el grupo de amigos: ahorrábamos de la mesada una platica para salir una vez al mes a un excelente restaurante. En esa época eso era un privilegio de estudiantes, no como sucede ahora que los muchachos son clientes con alta capacidad de consumo. El sitio escogido fue el bufet de los jueves del Hotel Intercontinental, hoy manejado por Estelar.

Por esos días el leído Pardo Llada anunciaba la llegada a Cali de Rolando Laserie, el popular cantante cubano, famoso por sus boleros, guarachas y sones cubanos. Traía la fama de ser muy querido y divertido, como la mayoría de sus paisanos, al punto que le llamaban ‘el guapachoso’. El escritor Cabrera infante dijo que la lista de los mejores cantantes de la isla la encabezaban Beny Moré y Laserie.

Llegamos los estudiantes al Inter y tres fuimos al baño del lobby. Dos nos estábamos lavando las manos, otro iniciaba su bajada de cierre cuando entró, sorpresivamente, nuestro héroe inconfundible: ¡Rolando Laserie!

Se hizo en el orinal contiguo a nuestro compañero, como buen afro desenrolló lo suyo; a nuestro amigo le sucedió lo contrario obviamente y tartamudeando le dijo a Laserie: “¡Que honor que esté usted en este momento a mi lado!”. ‘El guapachoso’ se carcajeó, le agradeció que un joven fuera gustoso de los boleros, guardó su instrumento no musical y sonriendo a todos se alejó del WC.

Mi amigo llegó a la mesa y contó sobre su estrecho vínculo con Rolando Laserie, la larga conversación sostenida, la simpatía desbordante del cantante y que era tal la cercana relación que prácticamente él le conocía todo, todo, a Laserie, hasta lo más íntimo. Todos en la mesa estaban muertos de la envidia pues en esa época los únicos famosos que conocíamos estaban en las revistas.

Algo parecido les pasó a Pastrana y a Uribe. De un breve encuentro con Trump, obviamente con la ilusión de estar cerca del personaje, como nuestro amigo con Laserie, armaron una película que se está cayendo a pedazos, al punto que la opinión pública, seguramente inspirada en el cubano les está cantando ‘Mentiras tuyas’. Eso en política es la antesala a dedicarles ‘Hola Soledad’.

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