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Discurso Duque a lo Grimm

Esta semana el expresidente Uribe me pedía que enderece; yo, que no soy el jorobado de Notre Dame, persistiré en mi estilo, juvenil y diferente.

23 de noviembre de 2018 Por: Eduardo José Victoria Ruiz

“Como la gente interpreta al gobernante de manera tan particular, he tomado en cuenta el impacto de las siete claves de la economía naranja y su relación con los siete enanitos para comunicarme con mi pueblo, inspirado no en Churchill, Kennedy ni en Macías, sino en Esopo, Rafael Pombo y los hermanos Grimm.

La situación económica ha sido difícil. No estoy lamentándome como ‘la pobre viejecita que no tenía nada que comer’, me toca hacer una reforma fiscal a retazos, convirtiéndome en el sastrecillo valiente y así evitar la frustración ciudadana, reflejada en baja popularidad. De persistir en gravar la canasta, ni Caperucita Roja hubiera podido llevar la suya al bosque para alimentar a su abuelita.

Es inevitable buscar recursos para financiar los compromisos con la guerrilla desmovilizada. No seré el ‘Michín que se fue a la guerra, qué horror, qué pena’. En política internacional seremos firmes contra Nicaragua y defenderemos a Colombia hasta las últimas. Si el diálogo no funciona y ellos se vienen, por ejemplo, con un Capitán Garfio, nosotros lo haremos hasta con Simbad el Marino. Para ello y para enfrentar la amenaza venezolana es esencial la solidaridad internacional, por lo cual he estado viajando al exterior como si tuviera alfombra voladora.

Mis opositores quisieran un gobernante con menos serenidad y espíritu concertador; más parecido al Gato Bandido; ese no es mi estilo; tampoco el de Simón el bobito, pero velaré por menos pillos en la administración y más sanción a los corruptos.

Me propongo dejar un camino claro, como lo hicieron Hansel y Gretel, para un mejor país. Esta semana el expresidente Uribe me pedía que enderece; yo, que no soy el jorobado de Notre Dame, persistiré en mi estilo, juvenil y diferente. Las cosas no cambian de repente, no dejaremos de ser un país tercermundista de la noche a la mañana, este no es el baile de ‘La Cenicienta’; es un largo trecho de esfuerzos y sueños, no como los de la pastora ilusa.

Son más de mil y una noches de trabajo que nos faltan. No me verán con el nuevo traje del emperador, pues tengo claro el recorrido de sudor y humildad que el país espera. Denme tiempo para que en lo posible, al final, vivamos felices”.

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