El pais
SUSCRÍBETE

Después de la cuarentena

Pregunté en mi Facebook: “¿Qué es lo que más deseas hacer cuando termine el confinamiento?”.

5 de junio de 2020 Por: Eduardo José Victoria Ruiz

Pregunté en mi Facebook: “¿Qué es lo que más deseas hacer cuando termine el confinamiento?”. Cerca de 250 personas contestaron. Sus respuestas giraron alrededor del goce de la libertad, antítesis del enclaustramiento; del abrazo con los seres queridos, del agradecimiento a Dios por lograr superar esta etapa de temor e incertidumbre; de la valoración de la naturaleza para disfrutarla y respetarla; de la necesidad de gozar de los placeres más sencillos de la vida: caminar al lado del río, sentir el agua de mar, Medardo volverá a comer salchipapas de pie en un puesto callejero, Vicky Perea disfrutará de huevo frito con arroz con nuestra amiga Gloria Cifuentes; el Mono Velasco reunirá a todos sus amigos musicales.

Ninguna respuesta mencionó viaje a lugares exóticos, ni compras pendientes, ni siquiera de ropa por el cambio de talla, ni reemplazo de chanclas y bermudas; aprendimos a valorar lo que tenemos y a menospreciar lo innecesario. Ni siquiera estudios adicionales hay en la lista de deseos. El presente se hizo más fuerte que nunca, el pasado revisable y lo que viene, aprendimos que es tan etéreo, que entenderlo puede esperar.

Los factores comunes en las respuestas fueron la necesidad de orar, lo cual es comprensible porque hemos identificado nuestra fragilidad frente al microscópico enemigo. Otro factor fue la ponderación de la familia: saldremos corriendo al reencuentro con los nuestros, a consentir a nuestros viejos, protagonistas del amenazador suceso y estos a contemplar a sus hijos y nietos. Seguramente la pandemia fortalecerá los lazos familiares y servirá para superar diferencias hasta ahora irreconciliables. El bicho fue maestro.

También con las respuestas aprecié el culto al abrazo. Cómo va a ser de difícil que nos sugieran conducta diferente. Se transmite demasiado cuando se abraza con afecto y se recibe multiplicado. Por eso tantos contestaron con el ánimo desbocado de abrazar.

Sí creo que muchos fortalecerán sus espíritus y pensarán más en función colectiva. Un magnífico ejemplo fue el mensaje de un personaje admirable, el doctor Víctor H. Pinzón, uno de los cofundadores de Coomeva, que lo primero que hará es promover un foro internacional para enfrentar la pobreza y las condiciones infrahumanas de millones de nuestros semejantes. El Dr. Pinzón tiene 97 años y no me extrañará que lo logre. ¡Qué cantidad de aprendizajes y de buenos propósitos los que nos ha dejado este encierro forzoso!

AHORA EN Eduardo Jose Victoria Ruiz