El pais
SUSCRÍBETE

Cachos y músculos

Un reciente estudio de la Universidad de Carolina del Norte en Estados Unidos concluye que el exceso de músculos está lejos de garantizar un buen desempeño en las artes amatorias.

17 de agosto de 2018 Por: Eduardo José Victoria Ruiz

Un reciente estudio de la Universidad de Carolina del Norte en Estados Unidos concluye que el exceso de músculos está lejos de garantizar un buen desempeño en las artes amatorias. Incluso la investigación lleva a concluir lo contrario: se encontraron más parejas felices entre aquellas que tienen parejos normales, gorditos, sin gran estatura, etc., que en aquellas que comparten sus noches con réplicas de fisicoculturistas.

Las razones para estas conclusiones son variadas: el exceso de cuidados del cuerpo exige dedicación de muchas horas de gimnasio, robándole tiempo a la pareja. Algunos por participar en competencias deportivas, reducen la intimidad para no debilitar su estado físico.

Otros, para el desarrollo de su masa muscular, acuden al uso de anabólicos, que consumidos en exceso bajan la libido. Las mujeres a su vez, se cansan de esos ‘perfectos en la forma’ y terminan prefiriendo hombres reales, lejos de parecerse a Ken y que no supongan que ellas deben ser Barbies. Esa supuesta perfección no solo está en la musculatura, también en la fama. Y ambas no garantizan tener a su lado mujeres y hombres felices.

¿Qué hizo que Frida Kalho encontrara alternativas sobre su famoso Diego Rivera? ¿Por qué buscarle tercería a Jennifer Aniston? ¿O a Demi Moore? ¿O a la Kennedy Shriver? Solo para mencionar algunos cachos famosos.

Tengo una teoría adicional: Los musculosos aman su cuerpo más que a su pareja.

Los famosos sienten que su aura es un plus que enloquece a su par y que ellos no se deben esmerar por retenerlas, pues ellas son moscas que no podrán vivir lejos de esa miel.

Los normales, sin bíceps portentosos ni chocolatina en el abdomen, tienen claro que retienen amando, siendo especiales, detallistas, creativos. Y en ejercicios horizontales tratarán de ser felices solo después de haber complacido a su pareja.

Esa preocupación no la entiende el mastodonte que está más pendiente de sus pectorales que del cuerpo de su pareja, necesitado de caricias. Menos lo hará el famoso con su ego.

De allí la envidiable solidaridad de parejas inexplicables con físicos imperfectos, modestos y anónimos. Su riqueza es interior y su preocupación no tiene límite diferente que la felicidad del otro.

AHORA EN Eduardo Jose Victoria Ruiz