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Aznavour

Hay cantantes que terminan haciendo tercerías en nuestras relaciones afectivas. Su conexión se hace a veces tan fuerte que primero se va nuestra pareja pero la música se queda con nosotros.

5 de octubre de 2018 Por: Eduardo José Victoria Ruiz

A sus 94 años, nos cogió de sorpresa la muerte de Charles Aznavour. Lunes triste. Acompañó por décadas a varias generaciones.

La razón es que hay cantantes que terminan haciendo tercerías en nuestras relaciones afectivas. Su conexión se hace a veces tan fuerte que primero se va nuestra pareja pero la música se queda con nosotros.

Las canciones de amor entran sin permiso por el oído, se nos roban un espacio en el corazón y se alojan para siempre en la memoria. A veces pienso que es la música la que no permite que algunas personas desaparezcan de nuestro archivo mental.

Las canciones oxigenan los recuerdos; como la flauta de Hamelín, espanta los gorgojos y reaparecen los labios ausentes, la mirada dulce, el temblor de aquel beso, la evocación de los lugares prohibidos, los del cuerpo y los de la urbe.

Aznavour no tenía pinta de galán como Julio Iglesias; tampoco buena voz como Sinatra, pero supo componer e interpretar los avatares de la vida de pareja, las vicisitudes del amor, pero especialmente los de “dulce melancolía”, como bellamente lo expresó la Ministra de Cultura de Francia.

No nos enamoramos de los cantantes, lo que valoramos es su capacidad de expresar lo que sentimos y que no logramos trasmitir adecuadamente. El cantante es el cómplice perfecto que potencializa en el momento exacto lo que deseamos decir. Y como usualmente la canción es el preludio de un maravilloso momento, la película, con banda sonora, permanecerá en nuestra mente. Nos podrán quitar todo, mas no esos recuerdos.

Con los años el prisma de la vida va haciendo lecturas diferentes de esos instantes: saudade, frustración, soledad, pero en cualquier caso es la fuerza de la música la que nos transporta en el tiempo y la que nos acompañará en los nuevos sueños, que por cierto, cada día son más remotos, tema como para una canción de Aznavour.

‘La Boheme’; ‘Venecia sin ti’; ‘Y por tanto’; ‘Quién’; ‘Debes saber’; ‘Yo te daré calor’, son algunas de las 1200 canciones que interpretó en su extensa carrera.

Cómo agradecemos lo que los músicos hacen por la vida y por representar sentimientos universales. Por eso a veces no sabemos si sus intérpretes viven o no, pues sus creaciones siguen vigentes y estimulantes. Eso le pasará a Charles Aznavour.

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