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Anatomía del fracaso

Desde sofisticados foros empresariales hasta en Miss Universo las preguntas sobre el...

4 de febrero de 2017 Por: Eduardo José Victoria Ruiz

Desde sofisticados foros empresariales hasta en Miss Universo las preguntas sobre el fracaso ponen a tartamudear a los entrevistados, por experimentados que estos sean. ¿La razón? En un mundo donde ser ganador es un imperativo (rico, estudiado, exitoso, físicamente atractivo), no habría motivo para exhibir públicamente las cicatrices de las derrotas, sería acercarse a la imagen de perdedor, el temido ‘loser’ de la cultura anglosajona.Cuan equivocados están quienes no ven en los fracasos oportunidades de enmendar y potencializar su crecimiento gracias a las experiencias vividas. Un buen gerente es un gran estratega cuando previamente ha sufrido las jugadas hábiles de sus competidores. El análisis descarnado de un fracaso deja un vademécum de lecciones que van desde saber interpretar la macroeconomía hasta revisar los procesos de selección de personal y de motivación. Un empresario sin fracasos es un ejecutor sin sentido del riesgo; jamás sería un innovador. Los emprendedores creativos tienen una inmensa capacidad de resiliencia para asumir el golpe, aprender, levantarse y de nuevo volar.Detrás de cada fracaso hay lecciones positivas de humildad; mensajes divinos que nos recuerdan que el mundo no es como nosotros lo queremos sino como en realidad es. Es la recordación que no somos perfectos, que la vida se guía por caminos diferentes a nuestra voluntad y capricho. Cada tropiezo nos enseña más sobre el entorno, la condición humana, la bondad y la maldad, los resquicios de las estrategias.Quien no ha fracasado, no ha arriesgado. Quien no arriesga no merece ganar. Así como quien no ha amado, no sabe lo que es el dolor de la ausencia al añorar la felicidad de la presencia del ser amado. Por eso los amores maduros tienen tanto encanto: porque aprecian cada minuto compartido, cada gesto y cada sueño. Los amores maduros son más pacientes y tolerantes.Cuando nuestra sociedad valore las lecciones del fracaso y las ponga como un activo, las empresas serán más perdurables. Cuando hablar de fracasos, no nos amargue la vida sino que nuestros ojos brillen por lo aprendido, nuestra reina podría ser Miss Universo.

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