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El café y el clima

La creciente demanda mundial de café debería brindar tranquilidad a los cultivadores del grano y a países como Colombia donde el sector tiene un peso importante en la economía.

21 de julio de 2017 Por: Editorial .

La creciente demanda mundial de café debería brindar tranquilidad a los cultivadores del grano y a países como Colombia donde el sector tiene un peso importante en la economía. La preocupación es que por cuenta del cambio climático las cosechas disminuyen, lo que hará más difícil y costoso abastecer la demanda a futuro.

El precio internacional, la diferencia entre lo que reciben los cultivadores y las ganancias que genera la industria o enfermedades como la roya siguen presentes en la agenda de los caficultores. Pero a esas preocupaciones se ha sumado ahora el efecto que el daño al medio ambiente está causando a las cosechas. De diez años hacia acá se hizo evidente que las largas y muchas veces impredecibles temporadas de sequía o de lluvias inciden tanto en la cantidad como en la calidad del grano, y que se debe hacer algo para evitar que la agroindustria de la cual dependen veinticinco millones de familias entre en crisis.

Las consecuencias de esa transformación del clima se sienten por igual en Colombia, Brasil o Costa Rica así como en los países asiáticos. El seguimiento que se ha hecho muestra cómo la producción cafetera en nuestra nación disminuyó un 12% entre el 2010 y el 2015 como consecuencia del calentamiento, mientras este año la Federación Nacional de Cafeteros prevé que la recolección estará por debajo de los 14 millones de sacos cuando la meta se había fijado en 14,5 millones. Incidieron por igual el fenómeno de El Niño el año anterior y la larga temporada de lluvias en éste.

El panorama se hace evidente incluso en las regiones donde tradicionalmente se ha cultivado el grano. Como se contó en el Foro Mundial de Café realizado en Medellín a mediados de este mes, si hasta hace unos años los cultivos podían estar por debajo de los 1000 metros sobre el nivel del mar, por el calentamiento global ahora es casi imposible tenerlos a menos de 1.400 metros y en 50 años la altura mínima deberá ser de 1600 metros, lo que significa un cambio de importancia en la forma de cultivarlo.

Es frente a esa realidad cuando se entiende la frase “adaptarse al cambio climático”. La única manera de contrarrestar los efectos del calentamiento y sus consecuencias en los cultivos de café, es hacer variedades más resistentes a las temperaturas extremas o acondicionar las existentes para que sigan siendo rentables. Colombia al igual que los principales países cafeteros hacen esfuerzos en investigación para lograr ese propósito, pero aún faltan recursos y tiempo para conseguirlo.

Por ser un asunto de interés mundial, a los cafeteros no se les debería dejar solos en tal propósito ni echar en saco roto la propuesta hecha durante el Foro para que una industria que genera anualmente US$200 billones, de los cuales apenas el 10% llega a los países productores, destine una parte a cofinanciar la investigación. En primer lugar se trata de garantizar el futuro de un sector agrícola de especial importancia para la sociedad en Colombia y del cual dependen 550.000 familias de manera directa, así como de asegurar el abastecimiento mundial de café en las décadas venideras.