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‘Vallezuela’, con Guaidó

En el Valle del Cauca, a mil kilómetros de la frontera con Venezuela, nos interesa tanto que la dictadura de Nicolás Maduro se caiga como en Caracas.

24 de enero de 2019 Por: Diego Martínez Lloreda

En el Valle del Cauca, a mil kilómetros de la frontera con Venezuela, nos interesa tanto que la dictadura de Nicolás Maduro se caiga como en Caracas. Por diversas razones nos conviene que ese país se libre de ese pesado lastre.

En primer lugar, por supuesto, porque en la medida que Venezuela supere la crisis social y económica en la que está sumida, comenzarán a regresar al país los millones de venezolanos desperdigados por el mundo. Entre ellos, los asentados en Cali y el Valle, que son tantos que a este departamento bien lo podrían llamar ‘Vallezuela’.

Y es que, así no sea por culpa de ellos que son las primeras víctimas de esta tragedia, la presencia de venezolanos se ha convertido en un dolor de cabeza.

La solidaridad que inicialmente suscitó la llegada de los venezolanos se está convirtiendo en fastidio para muchos y ya se observan brotes de xenofobia. En Cali, Una de las mayores causas de incomodidad es la ‘villamiseria’ que han improvisado los inmigrantes en el separador de la calle 25, que se volvió una amenaza para la salubridad y la seguridad de la ciudad.

No nos digamos mentiras: a una ciudad como Cali, plagada de problemas, le resulta muy complicado asimilar la llegada de 40.000 personas llenas de necesidades. Para Cali y el Valle, pero sobre todo para ellas mismas, sería un gran alivio que estas personas pudieran regresar a su país.

La segunda razón por la que nos sirve que la dictadura de Maduro llegue a su fin es porque ese régimen volvió a Venezuela un refugio para el Eln. De hecho, Pablito, el terrorista que ordenó el atentado a la Escuela de Policía en Bogotá, se esconde en el vecino país.

Desde ese territorio se debió ordenar el traslado a esta zona de los 118 kilos de explosivos incautados por la Policía en inmediaciones a Suárez, Cauca y que se pensaban utilizar en atentados en el suroccidente de Colombia.

Y la tercera causa por la que un cambio de gobierno en Venezuela nos beneficiaría es económica: hace 10 años Venezuela era el principal destino para los productos del Valle, las exportaciones ascendían a US$600 millones al año. A noviembre del 2018 esas ventas cayeron a US$48,7 millones, o sea menos del 10%.

En la medida en que la economía del vecino país salga a flote, volverán a demandar nuestros productos y servicios, lo cual dará un empuje importante a la industria regional.

Claro, esa recuperación solo se dará si hay un relevo en el gobierno venezolano. Porque a ningún inversionista se le ocurre poner un peso en ese país mientras Maduro esté en la Presidencia. Y ningún banco le prestará un centavo a ese combo de orates.

Por fortuna, finalmente se ve una luz al final del túnel y el régimen de Maduro afronta una amenaza real. La estrategia de la oposición, apoyada por las democracias serias del mundo y por la torpeza de Maduro, está dando sus frutos y están llevando a ese oprobioso régimen a un punto de no retorno.

Ahora Venezuela tiene un presidente interino, el opositor Juan Guaidó, reconocido por EE.UU., Colombia, Brasil, Argentina y Canadá entre otros países.

Eso pone a Maduro en una terrible encrucijada: si le echa mano a Guaidó, se expone a las retaliaciones de los países que lo consideran el verdadero gobernante y si no lo hace, Guaidó seguirá ganando los adeptos y la legitimidad que no tiene el chavismo.

Maduro está contra las cuerdas. Ojalá, por Venezuela y por ‘Vallezuela’, llegue pronto el golpe... de gracia.

Sigue en Twitter @dimartillo

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