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Súper golpe al Valle

La megalomanía y afán de protagonismo que afectan al superintendente de...

9 de octubre de 2015 Por: Diego Martínez Lloreda

La megalomanía y afán de protagonismo que afectan al superintendente de Industria y Comercio, Pablo Felipe Robledo lo han llevado a cometer crasos errores, como convocar ruedas de prensa para sindicar a respetables industriales de armar ‘carteles’, cuando las investigaciones por los posibles acuerdos en los que estos han incurrido apenas empiezan. Debe, entonces, estar solazándose el doctor Robledo con el revuelo que ha causado en el país, y en especial en el Valle, la multa de $324.000 millones que impuso a los ingenios azucareros, y a otras empresas y personas del sector por, supuestamente, haberse puesto de acuerdo para obstruir las importaciones de azúcar. Lo primero que llama la atención es el monto de la multa. Nadie sabe con qué criterio se fijó, lo único que dice el comunicado que expidió la SIC es que la misma no supera el 7% de los ingresos operacionales ni el 7% del patrimonio de los sancionados.Lo que no revela el comunicado, |pero sí lo denuncia Néstor Humberto Martínez, apoderado de los sancionados, es que esa suma equivale al triple de las utilidades que el sector obtuvo el año pasado. Y que, por tanto, se pone en peligro la supervivencia del renglón más importante de la economía del Valle. Otra cosa que queda clara es que si los ingenios se pusieron de acuerdo para obstruir las importaciones, lo hicieron muy mal. Porque en el período en que duró la investigación de la SIC entraron al país 950.000 toneladas de azúcar adquiridas en otras naciones. Entonces, ¿cuál obstrucción?Yo soy de los que no cree en las coincidencias. Pero alrededor de esta sanción hay dos que me llaman la atención. La primera es que las tres investigaciones más grandes que adelanta la SIC involucran a emblemáticas industrias del Valle: la de los pañales, la de los cuadernos y esta del azúcar. No quiero imaginar que detrás de esta coincidencia exista una persecusión del megalómano Superservicios, o de alguien del Gobierno, contra el Valle. Y la otra fatal coincidencia es que esta sanción surge pocos días después del golpe que otra dependencia estatal, el Ministerio de Comercio Exterior, le quiso dar a la industria del azúcar.Ese despacho pretendió bajarle de un plumazo la protección arancelaria que le permite a ese sector competir, no digamos en igualdad de condiciones, pero sí al menos con menos desventaja, con los azúcares superprotegidos de otras latitudes. A estas horas aún no sabemos en que quedó esa pretensión. Lo que no se entiende es como un gobierno, que no habla sino de la necesidad de que el país se prepare para el posconflicto, golpea la industria más importante de una región que vive en la frontera de la guerra y que necesita como pocas crear las condiciones económicas que eviten que la llama del inconformismo vuelva a prenderse.Se le olvida, quizás, al Gobierno que el sector azucarero genera más de 200 mil empleos entre directos e indirectos en el Valle y el norte del Cauca, que con los $50.000 millones anuales que paga en impuestos sostiene buena parte de los beneficios sociales de los que gozan los habitantes de la región y que, además, es el mayor dinamizador de la economía regional.A un sector de esa importancia para la estabilidad económica de una región tan estratégica el Gobierno debe protegerlo y estimularlo. En vez de darle palo, a diestra y siniestra, por megalomanía, por política, por venganza o por lo que sea.

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