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Sí a ensayos viales, pero...

Ante el crecimiento exponencial del parque automotor y la escasez de...

10 de abril de 2015 Por: Diego Martínez Lloreda

Ante el crecimiento exponencial del parque automotor y la escasez de vías que tiene Cali, es válido que la Secretaría de Tránsito haga laboratorios para tratar de optimizar el uso de los pocos corredores vehiculares disponibles. Como el que está realizando en el barrio El Peñón.Lo grave es que no se hiciera nada para desatorar el nudo que suele presentarse en la Carrera Cuarta, que con frecuencia es de tal magnitud que afecta la movilidad de una de las arterias más importantes de la ciudad, la Calle Quinta.La mejor forma de aprovechar vías estrechas como la Circunvalar y la Avenida Tercera es poniéndolas en un solo sentido. El cambio, que parece sensato, no debe detenerse por la molestia de un puñado de habitantes del Peñón. Lo que no quiere decir que todos los ensayos sean válidos. Hay unos que de antemano están condenados al fracaso. Como el que pretenden hacer en la Avenida 2 norte, la que pasa frente al CAM. Con el argumento de facilitar el flujo peatonal, allí contemplan poner dos semáforos, uno frente al edificio que alberga la Alcaldía y otro frente al Conservatorio, en los sitios donde hoy existen puentes peatonales. Sobre el papel, la idea de darle prioridad a los que se movilizan a pie suena bonita. Pero en la realidad ese cambio va a generar una congestión babilónica. Y es que la única vía, más o menos fluida, que existe para ir del norte y el centro al oeste de la ciudad es esa. La alternativa es atravesar el caótico centro o usar unas vías escarpadas con muy poca capacidad para la movilización vehicular.Yo estoy 100% de acuerdo con la filosofía peñalosista de que la ciudad hay que planearla para la gente y no para los carros. Pero eso no se puede hacer a los trancazos. Y cuando no hay alternativas de movilización.Lo ideal, que es hacer en esa zona un hundimiento como el que se efectúo en la avenida Colombia, no es viable debido a que no hay recursos para emprender una obra de esa magnitud. Pero forzar una semipeatonalización del sector, cuando no hay alternativas viales, sí es, por decir lo menos, un torpe empecinamiento.Hasta desde el punto de vista ambiental esa medida es un disparate. El ingeniero Camilo Gómez, experto en esos temas advierte que “la emisión adicional de Dióxido de Carbono a la atmósfera, por esta sola decisión, sería de 416 toneladas año”, debido al combustible adicional que los vehículos consumen al detenerse y volver a arrancar. Por ello, el experto no duda en manifestar que “sería absurdo que Cali adelantara un proyecto como este, de impacto ambiental tan negativo, que afecta a todos los ciudadanos que sufrimos el calentamiento global, la contaminación de humo y hollín y que está en contravía de los compromisos ambientales derivados del protocolo de Kioto y de la ciudad verde que queremos construir”. O sea que el solo impacto ambiental que le causaría a la ciudad esta medida supera con creces los beneficios que aportaría. ¿Será que la Secretaría de Infraestructura, entusiasta promotora de esta iniciativa, se ha dado a la tarea de medir el daño ambiental que genera?Me parece perfecto que a largo plazo se piense la ciudad en función de la gente. Pero mientras en Cali el sistema de transporte no funcione como debe y no existan ciclovías adecuadas ni alternativas reales de movilización, no se pueden adoptar medidas que castiguen a quienes no tienen posibilidad diferente que transportarse en su pichirilo.

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