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Reelegir al Procurador

En un país en el que la gente vota por un candidato...

21 de septiembre de 2012 Por: Diego Martínez Lloreda

En un país en el que la gente vota por un candidato porque es buen mozo no es de extrañar que se descalifique por sus posiciones religiosas al encargado de ejercer el control disciplinario a los funcionarios.El problema es que los colombianos confundimos lo esencial con lo anecdótico. Que es justo lo que está ocurriendo con la animadversión que desde algunos sectores, sobre todo de la intelectualidad capitalina, le profesan al procurador Alejandro Ordóñez.A Ordóñez hay que medirlo por el cumplimiento en la gestión que le entregaron: vigilar el comportamiento de los funcionarios y sancionar a los corruptos. Y las cifras de sancionados durante la administración del actual Procurador avalan con creces su labor.En estos cuatro años han sido destituidos 188 alcaldes en ejercicio y 14 ex alcaldes; 14 gobernadores en ejercicio y 9 ex gobernadores. Asimismo han sido sancionados 18 miembros del Congreso que lo eligieron para el cargo. En el Valle del Cauca hemos sido testigos de la templanza de Ordóñez pues destituyó, con toda justicia, a dos gobernadores. A Juan Carlos Abadía, por participar en política y a Héctor Fabio Useche por suscribir un oscuro contrato para hacer operaciones bariátricas, sin el lleno de los requisitos de ley. Y, al parecer, para beneficiar a sus mentores políticos. Además de destituirlos, los inhabilitó por varios años para actuar en política.Así no hubiera sancionado a nadie más, que nos haya librado de esos dos personajes y de paso del grupo político que los respaldaba, basta para que le tengamos gratitud eterna a Ordóñez. Lástima que la Fiscalía no haya actuado con la misma diligencia que la Procuraduría en esos casos y que ambos personajes anden alegremente por las calles después de las barbaridades que cometieron como gobernadores.Pero lo cierto es que ese somero balance de la gestión de Ordóñez demuestra que en Colombia nadie, al menos en el pasado reciente, ha ejercido con tanto rigor el cargo. Y no sólo él sino varios de sus subalternos como María Eugenia Carreño, encargada de la investigación a Abadía, y Fernando Britto, para mencionar sólo dos.Estoy convencido de que hay gente que nace para cumplir determinadas funciones. Y sin duda, con la visión que Ordóñez tiene de la ética y ese espíritu de cruzado que posee, es el tipo preciso para vigilar la conducta de los empleados públicos.Lo que no quiere decir que comparta todas sus posiciones. Discrepo totalmente de su actitud frente a la interrupción del embarazo, no sólo porque esta ya es legal en 3 casos, sino porque me parece una infamia que a una mujer que ha sufrido una violación o cuyo feto tiene malformaciones o que tiene su vida en riesgo debido al embarazo, se le obligue a tener un niño que no desea o no puede tener.Es más, estoy de acuerdo con quienes defienden que la legalización de la interrupción del embarazo sea más amplia. Simplemente porque considero que cuando una mujer da ese paso tiene motivos muy serios para hacerlo. Ninguna aborta por deporte.Pero a pesar de esa diferencia profunda que tengo con Ordóñez, respaldo su reelección porque, insisto, hasta el momento no conozco nadie más adecuado que él para cumplir la función esencial de la Procuraduría.

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