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Ojo con Trump

Medio mundo respira tranquilo con la vertiginosa caída que ha experimentado...

21 de octubre de 2016 Por: Diego Martínez Lloreda

Medio mundo respira tranquilo con la vertiginosa caída que ha experimentado en las encuestas la candidatura de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos. Entre otras cosas, en esas elecciones nos debían permitir votar a todos los habitantes de este planeta porque la persona que triunfe en los comicios del próximo 8 de noviembre más que el presidente de Estados Unidos es, casi, el ‘sheriff’ de La Tierra. Pero como eso no va a ocurrir, la elección está en manos de los gringos. Y por ello, no me cuento en el contingente de los ‘fresqueados’ con lo que reflejan los encuestas. Primero, porque, como ocurrió en nuestro plebiscito con quienes apoyaron el No, a muchos que votarán por Trump les da vergüenza admitir en público su preferencia por ese personaje. Quienes integran esa franja de ‘trumpistas’ vergonzantes saben que su candidato es misógino, xenófobo, ignorante, pretencioso, impulsivo y mucho más. Pero no les importa. Porque tienen la esperanza que el magnate le devuelva la grandeza a su país, como promete su campaña. Y sobre todo, que sea tan exitoso en el manejo de las finanzas estadounidenses como lo ha sido administrando su patrimonio. “Es la economía, estúpido”, como dijo algún candidato gringo en el pasado. Pero esa no es la única razón por la cual no se puede descartar un triunfo de Trump. Otro factor poderoso que juega en favor del multimillonario es que al gringo promedio le gusta la gente hecha a sí misma (el selfmade man), que saliendo de la nada logra amasar una fortuna. Y es que allá que alguien sea rico no es motivo de envidia y de resentimiento, como ocurre entre nosotros, sino de admiración. Sobretodo, cuando esa riqueza se construye a pulso. Como lo ha hecho Trump. En cambio, Hillary Clinton representa lo que los gringos más detestan. La persona privilegiada que pertenece a la rosca de los poderosos, que vive del establecimiento y que por años se mueve en la cima del poder.Muchos gringos no aceptan que alguien que fue primera dama durante ocho años, Secretaria de Estado durante cuatro, senadora, miembro de prestigiosos buffetes y de encopetadas juntas directivas ahora busque coronar su carrera siendo presidente.Además, los estadounidenses tienen un estricto sentido del equilibrio del poder. No les gusta ni que el partido que tiene las mayorías en el Congreso ponga presidente, ni que un partido tenga la presidencia por más de dos períodos. De hecho, la última vez que los demócratas tuvieron el poder durante más de ocho años seguidos fue en épocas de Franklin Delano Roosvelt. Lo que sí puede afectar las aspiraciones de Trump es la animadversión que ha generado entre las mujeres de su país debido a las palabras desdeñosas que ha tenido contra unas señoras y los malos tratos que ha dispensado a otras.Pero el hecho de que la contrincante de Trump sea mujer puede contrarrestar esa animadversión, porque, así les cueste admitirlo, las que menos creen en las capacidades de la mujer son ellas mismas. Sobre todo cuando se trata de las capacidades ajenas.Lo cierto es que no hay que creer mucho en la ventaja que las encuestas le dan a Hillary. Escarbando un poco en la idiosincrasia gringa se hallan fuertes razones para pensar que Trump conserva posibilidades de convertirse en el hombre más poderoso del planeta. !Qué susto!Sigue en Twitter @dimartillo

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