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Lo que dice Gallup

Las encuestas son una especie de fotografía que captan el estado de...

3 de julio de 2015 Por: Diego Martínez Lloreda

Las encuestas son una especie de fotografía que captan el estado de ánimo de la gente en el momento en que se atrapa esa imagen. Y que suelen mostrar lo variable que es la opinión pública.Por ello es normal que la más reciente medición de la encuesta que Gallup hace cada dos meses muestre un total desencanto de los colombianos con el proceso de paz.Tras el asesinato de los militares del Cauca y la serie de atentados contra la infraestructura petrolera y eléctrica, que tan duro han golpeado a ese pueblo que las Farc dicen representar, es normal que la mitad de los encuestados diga que la mejor solución para el problema de la guerrilla es darles bala. Y que seis de cada diez opinen que de esta negociación no va a salir ningún acuerdo de paz. A pesar de tan gris panorama, si el Gobierno está convencido de la necesidad de sacar adelante este proceso no debe claudicar. Entre otras cosas, porque en la medida en que se vean las resultados, la gente variará su posición.Prueba de ello es que cuatro meses atrás, cuando el cese al fuego de las Farc estaba vigente y comenzaba a vislumbrarse un desescalamiento del conflicto, la opinión de los colombianos era muy favorable a las negociaciones de paz.En ese entonces, el 69% de los encuestados creía que el camino correcto para solucionar el tema de la violencia eran los diálogos y más de la mitad de ellos creía que en esta ocasión sí se iba a llegar a un acuerdo. Lo cual confirma lo voluble y cambiante que es la opinión. La excepción que parece confirmar esa regla es el caso de Álvaro Uribe. No es extraño que en la más reciente encuesta de Gallup el 57% de los consultados haya manifestado tener una opinión favorable del expresidente, (la mayor favorabilidad entre todos los personajes nacionales) pues al fin y al cabo Uribe ha sido el más acervo crítico del alicaído proceso de paz. Y lo que está ocurriendo parece darle la razón a las advertencias que desde hace rato viene haciendo.Lo que sí es absolutamente insólito y extraño es que alguien haya logrado mantener sus índices de favorabilidad tan altos durante tanto tiempo. Ni los escándalos que han rodeado a algunos de sus antiguos colaboradores hacen mella en la imagen del ex mandatario. Al contrario, algunos casos, como el del exministro Andrés Felipe Arias lo han ayudado y han contribuido a cimentar el argumento de los uribistas de que existe una persecución judicial en su contra. Porque nadie entiende que a Arias lo hayan condenado a 17 años de cárcel por haber suscrito un convenio con una entidad multilateral, que han suscrito todos los titulares de esa cartera. Y por el mal uso de unos subsidios que hicieron unos particulares.Pero ni siquiera aquellos procesos en donde parece haber indicios de que los cercanos a Uribe obraron mal, golpean la imagen del expresidente.Yo no creo que exista ningún efecto teflón que haga que todo lo que ocurra alrededor de Uribe le resbale. Simplemente los colombianos, o la mayoría de ellos, le premian a Uribe su coherencia ideológica. Porque, al contrario de lo que ocurre con la inmensa mayoría de nuestros políticos, el discurso y la posición de Uribe no cambia con las circunstancias. Esa coherencia, que hasta los más acervos críticos del exmandatario le reconocen, es lo que los colombianos premian en cada encuesta.Porque Uribe puede o no gustar. Pero con él uno siempre sabe a qué atenerse.

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