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La batalla por Bogotá

En Bogotá, el santismo padeció uno de sus mayores reveses en...

28 de marzo de 2014 Por: Diego Martínez Lloreda

En Bogotá, el santismo padeció uno de sus mayores reveses en las pasadas elecciones legislativas.Para Senado, el gran ganador de esos comicios en la capital fue el Centro Democrático --liderado por un expresidente de provincia que los bogotanos aprecian mucho-- que obtuvo 374.000 votos, más del doble de los que consiguió el ‘barco insignia’ del santismo, el Partido de la U, que alcanzó 164.000 votos. Que un presidente ultrabogotano haya sufrido semejante derrota en su propio feudo prendió las alarmas en la campaña santista. Y es que resulta muy paradójico que mientras en la provincia colombiana la mayor crítica hacia el Presidente, y hacia el Gobierno, es que es muy centralista, en Bogotá sienten que su paisano le ha parado pocas bolas a su ciudad.Cambiar esa percepción es uno de los principales objetivos de quienes apoyan la reelección. Y en ese empeño la destitución de Gustavo Petro les cayó como anillo al dedo. Aclaro: no estoy diciendo que Santos haya destituido al Alcalde de la capital para congraciarse con los antipetristas, que son la mayoría de los capitalinos. Al contrario, reitero que el Mandatario actuó como tenía que hacerlo. Pero, sin duda, todas las decisiones que Santos ha tomado a partir de ahí han estado destinadas a mejorar la percepción que tienen de él sus coterráneos.Como designar a Rafael Pardo alcalde encargado, que fue otro acierto. Por su ponderación, decencia, sentido común, conocimiento de la ciudad y experiencia, Pardo es el tipo preciso para ese cargo. El Ministro de Trabajo es muy superior a la mayoría de mandatarios que ha tenido la capital en los últimos años. Y dudo mucho que el personaje que elijan los bogotanos dentro de tres meses tenga mejor perfil que él.Infortunadamente Pardo ha sido un alcalde en la sombra, porque quien ha mandado en la capital durante la última semana es el propio Presidente. Y como está en campaña, ya anunció un plan de choque para la ciudad en el que promete invertir tres billones de pesos y en el que hace énfasis en los tres problemas que más preocupan a los rolos: seguridad, movilidad y vivienda.Santos actúa como si la capital fuera a estar bajo su tutela de forma indefinida. Lo que no va a ocurrir. Primero porque en pocos meses los bogotanos deberán elegir en las urnas la persona que debe culminar el período de Petro. Y segundo porque el Gobierno debe designar ya un gobernante encargado, de la terna que le pasó el movimiento que eligió al destituido alcalde, quien estará en el puesto hasta que se posesione la persona que los bogotanos elijan en las urnas.En su afán por reconquistar Bogotá, Santos recurrirá a todas las maniobras posibles para mantener el control sobre la ciudad el mayor tiempo posible. Por eso está intentando dilatar la escogencia del alcalde encargado, con el argumento de que no es claro quién debe presentar la terna.Mejorar su imagen en la capital es fundamental para la intención reeleccionista de Santos. Sobre todo, porque de acuerdo con todas las encuestas, esa competencia se dirimirá en segunda vuelta, instancia en la que el Presidente muy posiblemente deberá enfrentar al mejor alcalde que ha tenido la capital en los últimos 30 años.Y Santos tiene claro que la capital pone un millón de votos en las presidenciales, que pueden ser los que al final definan quién gobernará el país en los siguientes cuatro años.

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