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Estallido, ¿social?

Hay que tenerlo claro: mientras no desvelemos lo que hubo tras el ‘estallido’, estaremos expuestos a que este se repita.

28 de abril de 2022 Por: Vicky Perea García

Existe una profunda desigualdad social; el desempleo juvenil es alto; muchos jóvenes no tienen empleo ni pueden acceder a la educación superior; miles de personas padecen hambre y muchas no consumen sino dos comidas al día; el salario no alcanza para cubrir las necesidades básicas...

Ese es el panorama social de Cali. Y de todas las ciudades del país, que en mayor o menor grado sufren esos problemas. Entonces, la pregunta que nos hacemos los caleños es por qué el estallido social de hace un año fue más fuerte en la capital del Valle que en las otras metrópolis del país.

Máxime si los grandes protagonistas de ese estallido fueron los jóvenes y resulta que, según las cifras del Dane, Cali se sitúa como la ciudad número 9, dentro de las 15 principales, en el nivel de desempleo juvenil.

La ‘campeona’ en ese ranking es Ibagué, con un 30% y la que menos desempleo juvenil tiene es Bucaramanga, con el 17%. Ese fenómeno en Cali afecta al 20% de los jóvenes. Y es mayor en Medellín, Cúcuta, Santa Marta, Sincelejo, entre otras urbes.

¿Entonces por qué los jóvenes de Cali durante el paro nacional fueron más violentos que los de esas ciudades donde el desempleo, el mayor problema de esa población, es más alto?

Queda claro que lo que ocurrió en Cali no tuvo relación directa con los problemas que enfrenta ‘la muchachada’ de la ciudad y que son mayores en otras partes, donde el estallido no fue tan dramático.

De seguro muchos jóvenes caleños tenían la genuina intención de protestar. Pero esos eran una minoría. Lo que ocurrió en Cali, bloquear las vías y los puntos más estratégicas de la ciudad, fue algo planeado de forma meticulosa.

¿Quién lo planeó? los expertos en seguridad afirman que Cali fue usada como piloto para ensayar un levantamiento insurreccional, que luego se puede extender a otras partes del país, por parte del Eln u otro grupo armado ilegal. Incluso, se habla de que a muchos de quienes
permanecían en los bloqueos les pagaban $50.000 diarios y les suministraban alimentación.

¿Por qué Cali? por su ubicación estratégica: a dos horas tiene el mar Pacífico, es la ciudad más importante de la región del país en la que más cocaína se produce y a la vez está en el corredor por donde sale más droga hacia el exterior.

Armar un caos en Cali, entonces, garantiza distraer la Fuerza Pública, para poder sacar toda la droga que se pudiera, sin mayores obstáculos. Entre más problemas de orden público padezca Cali y más los tengan que atender la Policía y el Ejército, mejor para los exportadores de cocaína.

Además, la capital del Valle tiene un gobierno que los organizadores del estallido sabían débil y ambiguo para enfrentar una crisis de esa envergadura. Y los hechos demostraron que tenían razón.

Esa es una hipótesis, por supuesto, carezco de pruebas para corroborarla. Pero todo indica que la cosa va por ahí.

Lo más grave de todo es que la prueba piloto resultó un éxito porque quedó claro que bloqueando unos pocos puntos claves, la ciudad se paraliza.

O sea que en cualquier momento vuelven a armar otro despelote porque el entramado que estuvo detrás del estallido salió indemne del mismo.

Hay que tenerlo claro: mientras no desvelemos lo que hubo tras el ‘estallido’, estaremos expuestos a que este se repita.

Sigue en Twitter @dimartillo

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