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El ‘Sagrado’ Aristi

Ni raja ni presta el hacha. Esa es la posición que un...

20 de mayo de 2016 Por: Diego Martínez Lloreda

Ni raja ni presta el hacha. Esa es la posición que un sector de la Administración Municipal está asumiendo frente a la recuperación de algunos hitos urbanos de Cali.Es entendible que ante las estrecheces presupuestales y la abundancia de necesidades el Municipio no pueda patrocinar la recuperación del patrimonio arquitectónico de la ciudad. Lo que no se entiende es que no se haya establecido ningún estímulo para que los particulares acometan esa labor.Y menos se comprende aún que algunos burócratas del Municipio, entre los que por fortuna no está el Alcalde, se dediquen a ponerles trabas a los quijotes que les da por medírseles a esas remodelaciones. Eso es lo que ocurre con dos obras trascendentales que se adelantan en la ciudad: la recuperación del hotel Aristi y la conversión de la antigua sede de la Sagrada Familia en un hotel y centro comercial.Ambos proyectos tienen gran valor. En el caso del Aristi, servirá para recuperar un sector convertido en un verdadero lupanar y en el de la Sagrada Familia, para consolidar al barrio El Peñón como uno de los principales atractivos gastronómicos, comerciales y turísticos de la ciudad.Está bien que se les pida a los responsables de los proyectos que respeten las principales características de las edificaciones. Lo que sí es muy antipático es que la Administración sólo aparezca para poner trabas y nunca para apoyar estos esfuerzos.Quisiera saber qué burócrata municipal se ha acercado a los proyectos a preguntar en qué se puede ayudar, o qué trámite se puede agilizar o qué incentivo se puede dar. Mejor dicho, aplicar la política de la zanahoria y el garrote, pero que se dediquen sólo a garrotear sí es muy tenaz.Muchas de las quejas en contra de la recuperación del Aristi surgen de algunos arrendatarios que pagan una bicoca por el local que ocupan y que están muy aburridos de tener que desalojar para darle paso a las obras. Y otras vienen de vecinos del lugar que se quejan porque las obras generan mucho ruido y mucho polvo. A los pocos que residen en la zona hay que pedirles un poco de paciencia y hacerles ver que los primeros beneficiados con el nuevo Aristi serán ellos mismos, pues sus predios se valorizarán con la recuperación del sector. En cuanto a la Sagrada Familia, la queja de algunos vecinos y de algunas exalumnas de ese plantel es que su remodelación no respeta las características originales de la edificación.Pero el arquitecto responsable se ha cansado de explicar que la edificación original no se ha tocado y lo que se está modificando es un sector que se construyó después y que no forma parte del patrimonio. En ese caso, como me lo explicó uno de los mejores urbanistas de este país, lo mejor es hacer algo que contraste con el edificio original para que a la gente le quede claro cuál es la edificación patrimonial y cuál no. Insisto, esfuerzos como la recuperación de estos hitos hay que aplaudirlos. No puede ser que vuelvan un problema unas iniciativas que sin duda beneficiarán a la ciudad. Qué pésimo mensaje se les envía a los potenciales inversionistas que están pensando en arriesgar una plata para emprender proyectos que, por supuesto tienen fines lucrativos, pero además aportan desarrollo a Cali y contribuyen a preservar su memoria histórica. ¿O será que es mejor dejar que esos edificios se caigan y que hagan unos parqueaderos en su lugar?Sigue en Twitter @dimartillo

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