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El cáncer de las EPS

Tras leer la entrevista que El País le hizo al gerente de...

7 de febrero de 2014 Por: Diego Martínez Lloreda

Tras leer la entrevista que El País le hizo al gerente de Coomeva, Alfredo Arana, creí entender el origen de la crisis que viven las EPS y el sistema de salud.Cuenta Arana en esa entrevista que “a mediados del 2008 surge la Sentencia 764 que ordena que (las EPS) atendamos todo lo que llegue a través de tutelas y luego se haga el recobro respectivo”.Y agrega el directivo que “ahí comenzó todo, ya que mientras en junio del 2008 hacíamos recobros por unos $5000 millones, un año más adelante estos pasaron a $40.000 millones”.Según Arana, esa bola de nieve ha ido creciendo al punto de que hoy el Estado le adeuda a Coomeva EPS $600.000 millones, por concepto de recobros. A su vez esta entidad le adeuda $500.000 millones a sus proveedores.El directivo sostiene que esta sentencia sumada a “vacíos de muchos años en la legislación y en materia de control”, ocasionaron la crisis en las que están sumidas la mayoría de las EPS.La explicación, he de admitirlo, me convenció. Pero el convencimiento me duró poco, porque el mismo día que apareció la entrevista, un prestigioso médico de la ciudad me dio otra explicación sobre el déficit que afrontan las EPS que Arana no mencionó. Cuenta este especialista, que buena parte de las crisis de esas entidades tienen que ver con sus manejos poco claros en temas como la compra de medicamentos. El asunto me lo explicó con un caso concreto: Ritumixab es una droga que se utiliza para tratar la artritis reumatoide. La dosis de esta droga, que se aplica una vez al año, vale en Chile el equivalente a $12 millones y en Ecuador, $8 millones. En Colombia, como no existía control de precios a los medicamentos, el laboratorio que la produce la vendía a $27 millones. Pero el problema no era sólo el abuso que cometía la multinacional que producía el fármaco. Cuenta mi fuente que la mayoría de las EPS no adquieren los medicamentos directamente a los laboratorios, sino que lo hacen a través de unos intermediarios que, según él, generalmente son de propiedad de familiares o allegados a los directivos de las EPS y que se lo venden a la entidad hasta por el doble que lo adquieren.En el caso del Ritumixab, la empresa intermediaria lo adquiría por $27 millones, más del doble de lo que vale en otros países, y se lo vendía a las EPS hasta por $60 millones. Y eso, según mi fuente, lo hacían con todos los medicamentos de alta complejidad que se ordenaba aplicar a través de tutelas. En consecuencia, la EPS pagaba el astronómico precio que le cobraba el intermediario y luego se lo recobraba al Fosyga. Que se demora en pagar años. Total, mientras la EPS se queda esperando que el Fosyga le pague y a su vez se cuelga con sus obligaciones con los prestadores de salud, los laboratorios y los intermediarios se enriquecieron. En buena medida el Gobierno frenó esta perversa práctica cuando decidió fijarle precio a los medicamentos de alta complejidad. Esa norma evita que el hueco de las EPS siga creciendo , pero no sirve para tapar el hueco que ya existe.Lo cierto es que la denuncia de mi amigo médico parece demostrar que la crisis de las EPS no fue solo causada por sentencias judiciales y por la falta de control estatal, sino también por las practicas corruptas en las que incurrieron algunos administradores de las EPS. Y para combatir ese cáncer aún no se ha inventado ningún medicamento.

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