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El Alcalde se paró en la raya

Una de las ventajas de tener un alcalde ‘veterano’ es que no utiliza el puesto como trampolín político y por tanto puede tomar, sin que le tiemble la mano, decisiones impopulares.

8 de junio de 2017 Por: Diego Martínez Lloreda

Una de las ventajas de tener un alcalde ‘veterano’ es que no utiliza el puesto como trampolín político y por tanto puede tomar, sin que le tiemble la mano, decisiones impopulares.

Eso es lo que ocurrió con Maurice Armitage y su firme decisión de no permitir el ingreso de hinchas al partido entre el América y el Cali. Esa era la única medida responsable que cabía tras lo ocurrido hace tres semanas en el famoso ‘clásico de la paz’.

Desde el primer momento, el Alcalde condicionó su aprobación al ingreso de público a futuros encuentros a que los equipos y la Dimayor, que son los dueños del espectáculo, adoptaran unas medidas para minimizar los riesgos de que se repitiera lo que ocurrió en el anterior clásico.

Aunque el América presentó un plan estratégico de seguridad, que contemplaba la mayoría de las medidas exigidas por el Gobierno Municipal, no alcanzó a adoptarlas para el partido de ayer. Por tanto, en un acto de mínima coherencia, la Alcaldía se mantuvo en su decisión de no autorizar el ingreso de público al Pascual. Máxime para un partido América vs. Cali, en el que el riesgo de violencia se potencia al infinito.

Uno esperaría que la clase dirigente de la ciudad, procediera con la misma responsabilidad con la que actuó Armitage y apoyara su decisión.

Resulta, entonces, insólito que los senadores vallecaucanos le hayan enviado al Alcalde una carta en la que le piden que reconsidere su decisión.

“Consideramos que existen alternativas que pueden minimizar el riesgo de nuevos actos de violencia; en ese sentido le sugerimos que se abra el estadio y se permita sólo la entrada de hinchas del América a las tribunas de oriental y occidental y se suspenda en las de norte y sur”.

La carta la firman Susana Correa, Roy Barreras, Roosvelt Rodríguez, Jimmy Chamorro, Javier Mauricio Delgado, Juan Carlos Restrepo, Carlos Fernando Motoa, Edinson Delgado, Jorge Iván Ospina, Alexánder López y Luis Fernando Velasco.

De seguro, con semejante gesto populista, la flamante bancada parlamentaria del Valle (que nunca se pronunció con tanta vehemencia sobre el paro de Buenaventura) quedó divinamente con la galería y en especial con la hinchada del América, que tantos votos pueden aportar.

Lástima que no calcularon el daño que le hacen a la ciudad, al tratar de quitarle legitimidad a las medidas sensatas adoptadas por la Administración Local. No lo duden: los firmantes de esa carta serían los primeros en caerle a Armitage si este cede a su petición y ocurre una tragedia en el estadio.

Algunos de esos oportunistas no conocen a Cali y a los otros las alturas capitalinas les han hecho olvidar los problemas de seguridad que padece la ciudad. El tema es de tal magnitud que a pesar de la prohibición del ingreso de hinchas al Estadio, se debió montar un megaoperativo de seguridad en el que participarán 1200 policías, para prevenir desmanes de los fanáticos en otros puntos de la ciudad.

Si se hubiera ‘abierto’ el Pascual, como piden nuestros honorables congresistas, habría sido necesario encargar de la seguridad a la Fuerza de Tarea Apolo del Ejército, a la Marina, a la Aviación y hasta los Marines. Y ni aún así se hubiera podido garantizar la seguridad.

Por eso, aplaudo que la Administración Municipal, a pesar de las presiones de todo calibre que recibió, se haya mantenido en su decisión de no permitir una situación que pondría en grave riesgo la frágil seguridad de Cali.

Sigue en Twitter @dimartillo

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