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Uribe: el juicio final

1. Uribe: dios y diablo. Se va Uribe y llegan los balances...

26 de julio de 2010 Por: Carlos Mejía Gómez

1. Uribe: dios y diablo. Se va Uribe y llegan los balances acerca de su octo-era. Como en la materia no ha habido términos medios, para los furibistas Uribe nos legó todo, incluidas la felicidad y la vida eterna. Para los antiuribistas, en cambio, padecimos tiempos satánicos: Uribe paramilitó, chuzó, generó los ‘falsos positivos’, sojuzgó la justicia, alcahueteó a sus delfines, su seguridad desaseguró las ciudades, desempleó el trabajo, enfermó la salud, enriqueció la pobreza y la indigencia, emplazó a los desplazados, descarriló el fisco y, sometido al imperio, deschavetó a Chávez y lo indujo a romper relaciones con nosotros. “Todo yo”. Esta monovisión obsesiva nunca se tomó el trabajo de mirar las cifras y los indicadores con objetividad, cuando la verdad es que Uribe recibió casi una escombrera y, mutiplicando los panes y los peces, entregó la carretera pavimentada, a fin de que el próximo gobierno pueda transitar su proyecto de prosperidad democrática, a través de una tercera vía, en un ámbito de unidad nacional. 2. Puntos negros de Uribe. a) En materia política, Uribe acabó con los partidos y nos dejó en el limbo de unos cuasi partidos (La U y el Verde), que podrían desaparecer si es que, de ex presidente, no construye un megapartido (liberal de cuerpo y conservador de alma); b) Uribe gobernó con dioses menores (salvo algunas excepciones) que le permitieran ser ministro de todas las carteras y controlarlo todo. Esto es ineficiente: logran más unos altos alfiles a quienes el rey coordine que peones inseguros siempre a la espera de órdenes superiores; c) Sus ego-ístas encrucijadas del alma lo subordinaron todo a sus referendos y reelecciones, de modo que ni la primera reelección ni el segundo intento fueron para nada santos; d) Sus raptos temperamentales salpicaron su investidura: hasta en materia de pleitos no supo delegar.3. Uribe y el bien común. Pero, de fondo, Uribe apuntó al bien común, concepto del conservatismo filosófico definido como el “conjunto de condiciones sociales que permiten a cada cual realizar los bienes propios de su naturaleza humana”. Para ello, Uribe, como corresponde a un estadista, logró impulsar formación de: a) capital físico (recursos y obras); b) capital social (confianza, seguridad, cohesión social); c) capital humano (trabajo, educación, salud, vivienda); y d) capital natural (promoción de un ambiente sano). ¿Cifras concretas? A falta de espacio, me remito al exhaustivo discurso presidencial al instalar el Congreso y, desde fuera del Gobierno, a los recientes inventarios presentados por analistas y entidades imparciales, entre ellos el de la Andi. Ciertamente, un balance impresionante. Apostilla. Pese al costo político, los computadores de ‘Reyes’ nos permitieron destapar un inmenso fantasma oculto. Y el haber desnudado a Chávez en la OEA destapó ante el universo una caja de Pandora que nos habría resultado monstruosa. Malicio que todo fue a sabiendas de Santos, a quien ahora se le abren caminos para entenderse con Chávez sin explosivas cartas tapadas: que, de sus apoyos terroríficos, sepa que lo sabemos todo y que lo sabe el mundo entero.