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Una idea, please

1. Murieron las ideas. Hace ya bastante tiempo hubo ideas. Incluso por...

16 de octubre de 2013 Por: Carlos Mejía Gómez

1. Murieron las ideas. Hace ya bastante tiempo hubo ideas. Incluso por ellas se mataban las banderas azul y roja. Con el Frente Nacional todo se volvió burocracia bipartidista y quienes estaban fuera de los partidos iniciaron guerras por la inclusión de todos. Vinieron partidos por miles y luego hubo que mutilarlos. Con las elecciones populares de alcaldes y gobernadores y con la ausencia de jerarquías vinieron las operaciones avispa y las microempresas electorales. La corrupción se engordó y las chequeras sucias sustituyeron todos los principios y valores. Murieron las ideas. Hoy se juntan sin dificultad el agua y el aceite. ¿Un ejemplo?: ¿Qué hacen juntos Navarro y Peñalosa? Es una forma extraña de unir a Peñalosa con Petro así ambos digan que la Alianza Verde es una inocente forma de fabricar una tercería. “Yo vine porque quise, a mí no me pagaron”. Que hable Mockus. Que hable Fajardo. Que alguien explique hasta dónde hemos de llegar.2. Mal de todos. En la muerte ideológica todos intervienen. Nunca se ha podido saber qué une a la Unidad, a la Unidad Nacional. El Presidente los tiene despistados. Es liberal para los liberales, es de la U para los de la U (esa U que nació por y para Uribe), es de Cambio Radical para Vargas Lleras. ¿Es conservador para los conservadores? ¿Hay alguna idea envuelta en las mayorías del Congreso? Ya nadie es nadie mientras haya participación en los puestos y los presupuestos. 3. La ideología de la paz. Hay que ser ciego y sordomudo y torpe para no querer la paz. Algunos discuten no la paz como tal (que es una religión que todos profesan por igual) sino el proceso como está planteado. Tampoco se tiene nada claro. Mire usted: al inicio se dijo que deberíamos tener los acuerdos firmados en noviembre o, si no, adiós. Ahora se dice que noviembre será fecha tan sólo para hacer un balance. Y ahora se discute si acabar con el proceso, si suspenderlo o si continuarlo. Como terminarlo o suspenderlo resulta tan complejo, el proceso seguirá por entre las alambradas de las elecciones. Y nadie sabe lo que ocurrirá en medio de una reelección presidencial. Será una campaña de buenos y malos. Y, detrás de la cortina, la guerrilla sonriente.4. La ideología de la reelección. He expresado varias veces que las reelecciones son parte de la destrucción de las ideas. Todo vale por una reelección. Un sueño salvador pero utópico revelaría que no debería haber reelección de nadie. En la historia han sido funestas para los reelegidos y para el país. No se trata del presidente Santos quien goza de un derecho constitucional, para mí lamentable. Si nadie se reeligiera para cargo alguno el país sería diáfano. Pero el Congreso no se hará jamás el hara kiri: allí seguirán los congresistas, los diputados, los concejales hasta que la muerte los separe. Debo confesar que pequé cuando fui doce años al Congreso. Debieron ser solo cuatro años ayer, hoy y siempre. Pero ello nunca será posible. Una cosa es el deber ser y otra la real politik. Lo cierto es que se nos vinieron las elecciones encima con todos sus horrores y en ellas, como de costumbre, no podemos esperar que aparezca una sola idea. R.I.P.