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Gabo y Chávez

1. Treinta años no es nada. Hace un par de días celebramos...

12 de diciembre de 2012 Por: Carlos Mejía Gómez

1. Treinta años no es nada. Hace un par de días celebramos 30 años de la obtención del Nobel literario, el cuarto de los cinco que ha discernido la Academia Sueca a otros tantos latinoamericanos (Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Octavio Paz, García Márquez y Vargas Llosa). En cien años (¿de soledad?) que lleva vigente la institución, en Latinoamérica hemos obtenido solamente otros diez galardones en otras disciplinas. Sin embargo, en calidad hemos alcanzado una cima universal con nuestro genio de Aracataca.Treinta años (65 desde su primera publicación en 1947, a los 20 años de edad) no es nada para el recorrido histórico que han tenido y tendrán las emanaciones de los cerca de 30 cuentos y relatos, las irradiaciones de sus más de once novelas grandes, su autobiografía, los numerosos cuentos, relatos y novelas breves y el efluvio de sus notas periodísticas (que sumadas por páginas superan en número a las demás publicaciones). Ha sido un deleite mayor para el mundo entero en numerosísimos idiomas leer y releer y casi que una gloria personal para quienes hemos podido degustar en su propia lengua El Coronel (perfección juvenil de la técnica), La Crónica (que empezando por el final nos electriza hasta la última línea), El Otoño, como sublime poema en prosa, El Amor (en tiempos de cólera uno y untado de demonios, el otro), El General (nuestro Generalísimo), Memoria de sus putas (tan breve y tan bravo) y esa cumbre inalcanzable en que se convirtieron (por muchos siglos) sus Cien Años de compañía universal. Gabo ha dicho muchas veces que en realidad sólo ha escrito un libro, porque algunos fueron mera preparación y otros más simple desarrollo de aspectos de la obra que lo contiene todo, lo absorbe todo, lo opaca todo, Cien Años de Soledad. 2. Nadie es profeta. A lo mejor somos algunos los equivocados que veneramos la prosa garciamarquina pero que hemos estado muy lejos de sus cercanías políticas. Su devoción por su contemporáneo, el líder y tirano Fidel Alejandro Castro Ruz, ha llevado a algunos a descalificarlo como un todo. Vano error: porque una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa para quienes no hemos sido nunca ni seremos jamás sectarios ni radicales ni fundamentalistas en absolutamente nada así tengamos nuestras propias preferencias conceptuales e ideológicas. Como finalmente todo es política, para muchos el Gabo fidelista resulta ser comunista de viejo cuño o socialista radical o socialista no practicante (cada vez más ajeno y tibio), pero en todo caso se les antoja políticamente repudiable. Sin embargo, todo criterio, pensamiento o conciencia personal tienen que ser respetados y es sabido que muchos, a su vez, abominan de quienes pensamos diferente a ellos. Así, pues, fuera los prejuicios ideológicos, Gabo es un genio universal multilinguado y de logros inmortales.3. ¿Trampa chavista? Oramos por su salud, pero nos parece una burla con el mundo y con su propia patria haber presidido y ganado unas elecciones a sabiendas de una resabida enfermedad que afectará, en grado mayor, la salud de la hermana Venezuela.