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El Cristo de espaldas

1. Cristo: la salvación nacional. Me he tomado el título de una...

15 de octubre de 2014 Por: Carlos Mejía Gómez

1. Cristo: la salvación nacional. Me he tomado el título de una importante obra de Eduardo Caballero Calderón, publicada hace 62 años (1952), en plena época de ‘la violencia’. ‘El Cristo de Espaldas’ ventila, precisamente, el tema de la violencia política. Fue una de las obras precursoras de este género literario que nos es tan propio.Me sirve también el título para evocar algunos de nuestros Cristos redentores. Por cierto ahora disfrutamos de uno que nos ha resultado campeón. Juan Fernando Cristo, cinco minutos después de posesionado como ministro del Interior, se inventó la gran solución nacional: “Una defodma constitucional para lograr el equilibdio de podedes en Colombia y pada defodmad, de una vez, la Constitución Política en lo administrativo, lo legislativo, lo político y lo judicial”. Poco faltó para que, de una vez, este nuevo salvador de la humanidad nos resolviera los problemas de pobreza, inequidad, desempleo, seguridad, felicidad y paz.2. Un Cristo a cuestas. Una vez presentada la inefable reforma de reformas, el bálsamo salvador se derramó. Se suele decir que cuando algo sale mal es porque el Cristo se nos pone de espaldas. Lo que se les había prometido a los gobernantes territoriales con reelección, ampliación de períodos y la unidad de candelario electoral y de mandatos quedaron en un expósito proyecto de ley sin un aliento de vida. ¡Vaya conejo para quienes fueron, en buena medida, jefes del debate presidencial! El Tribunal de Aforados que sustituiría a la Comisión de Acusación de la Cámara murió con un estornudo del Fiscal General. Los demás temas relacionados con la rama judicial (una nueva reforma judicial) no se pudieron tocar. La elección de Procurador y Contralor, el Senado Regional, el voto obligatorio, quedaron en nada. La sana eliminación del voto preferente todavía anda en la cuerda floja. Incluso algunos senadores han solicitado el regreso del proyecto de reforma a la Comisión Primera para nuevas labores de peluquería.3. Un Cristo roto. El Ministro del Interior no pudo más con la cruz que construyó a las volandas. Ya olvidó el “equilibrio de poderes” y les dijo a los integrantes de la Unidad Nacional que el Gobierno se concentrará en el apoyo a los temas políticos. Insistirá en la eliminación de la Comisión de Acusaciones de la Cámara sin tener previsto por qué sería sustituida. Se dice que por un Tribunal de Aforados que no sería Tribunal, sino mero recaudador de pruebas para la Cámara de Representantes. Pero seguirá esta con la facultad de acusar ante el Senado y este continuará como el gran juez. Esto es, distinto pero igual. El gran tema: la eliminación de la reelección presidencial. De acuerdo, mil veces de acuerdo. Pero para el efecto no se requería tanto bombo y tanto platillo. Ni para acabar con la puerta giratoria (los que están hoy en un cargo no puedan dar vueltas en todos los demás ámbitos de la Justicia, hasta alcanzar una suculenta pensión de jubilación). Queda poco: la silla vacía para corruptos, la participación de la mujer en las listas y algo de Senado para unas pocas regiones. Tal vez más que un Cristo de espaldas parece que tendremos un Cristo roto.