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De autopistas y ‘mares’

Me asomo a Cali y leo acerca de sus 481 años de vida. De las calles empedradas y apisonadas no queda ni el recuerdo. Hoy no sabemos cuántos somos

7 de noviembre de 2017 Por: Carlos Mejía Gómez

Cali, hinchada. Me asomo a Cali y leo acerca de sus 481 años de vida. De las calles empedradas y apisonadas no queda ni el recuerdo. Hoy no sabemos cuántos somos. Pronto en Colombia sumaremos 50 millones. Cali aporta ya un inmenso puñado. Somos arrogantes y solemos llamarnos la Sucursal del Cielo, la capital deportiva de América, el centro mundial de la salsa y la alegría. Pero hoy quiero hablar de nuestras ‘autopistas’. Recuerdo por allá en 1966 cuando el gobernador Libardo Lozano abrió la llamada Autopista Suroriental. De allí seguimos denominando autopistas a unas calles un poco más anchas: autopista Cali-Yumbo, por ejemplo. Pronto hablaremos de la autopista Cañasgordas, de la autopista a Jamundí, a Yumbo, a Candelaria, la Ciudad de Cali, la Simón Bolívar, la Circunvalar, Y así…

Algunas de estas vías tienen buenas expectativas. Pero me sigue llamando la atención que entre Cali y Palmira tengamos una vía tan importante y hermosa como ‘La Recta’ y no hayamos construido allí una verdadera autopista, alameda o Bulevar como la de El Dorado en Bogotá. Tengo la esperanza de que la gobernadora Dilian sea pionera para esa gran obra. Llevamos años proponiéndola sin que haya habido oídos. Esa sí sería la señora autopista de Cali, el Valle y el occidente de Colombia.

Cali, siete mares. Además de jactarnos de nuestras ‘autopistas’ nos henchimos de gozo como la urbe ‘siete ríos’ (¿o siete mares?). Hablamos mucho al respecto pero los olvidamos. 1) El Cauca, segundo río nacional. Nos viene del Macizo Colombiano. Nos da el 80% del agua. ¿Contaminación?: la mitad del agua residual del Cali; 600 empresas vierten desechos entre Cali y Yumbo. Roguemos que no se convierta en un mar muerto; 2) Pance. Nos viene del Pico Pance en Los Farallones, lo más alto de la Cordillera Occidental. Tan lejos de Cali, con el mayor caudal, pero hoy ahogado y contaminado. El turismo se baña como puede, a veces entre bolsas plásticas, ropa vieja, escombros y hasta animales muertos; 3) Aguacatal. Viene de La Elvira, en límite con La Castilla y baja al río Cali contaminado por Terrón Colorado , altos del Aguacatal y circunvecinos. 4) Cali. Cae del occidente entre Felidia y La Leonera, serpentea por Cristo Rey y Las Tres Cruces y muere en el río Cauca. Desde Los Farallones se pasea entre minerías, deforestación y aguas turbias. En la ciudad se le ve oscuro en la desembocadura de Floralia donde lo esperan bodegas de reciclaje, negocios y desechos sobre el jarillón. 5) Cañaveralejo. Nace en El Faro, Cordillera Occidental, Farallones de Cali, a 1.800 metros de altitud y desemboca su nivel más bajo en el canal intersectorial por la ‘autopista’ Simón Bolívar y Puerto Rellena. Es el ‘mar’ de más bajo caudal: se confunde con un canal más de aguas residuales. Sus miserias: la minería, la deforestación y la ganadería. 6) Meléndez. Proviene de los Farallones , en La Correa, arriba de La Buitrera. A veces luce como agua estancada en la Calle 5 con Carrera 96 en el sector de La Playa y por El Ingenio luce a veces como canal de agua lluvia. 7) Lili. Nace en lo alto de Villa Carmelo y va a La Buitrera. Es la tapa de nuestros ‘mares’. Su fetidez proviene de las aguas residuales del sur y va a morir en el río Meléndez.

Todo esto hace parte de nuestro bello y amado Cali.