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Colombia: derechos sin deberes

1. Corrupción. El programa Séptimo día trajo varios programas acerca de Colombia...

21 de diciembre de 2016 Por: Carlos Mejía Gómez

1. Corrupción. El programa Séptimo día trajo varios programas acerca de Colombia corrupta. ¡Qué dolor, qué dolor, qué pena! Hay quienes consideran a la corrupción como un mal igual o peor que el narcotráfico y que la guerra. Es una forma de autodestrucción. Pero quiero referirme al último reportaje que le hizo a Chile Manuel Teodoro. ¡Qué envidia! Chile y Uruguay son las naciones menos afectadas en América por el cáncer de la corrupción. En Chile los niños declararon que no se puede mentir ni engañar. Que tenemos derechos pero también deberes. Por ahí se empieza. Pocos se atreven a sobornar o a aceptar sobornos. La autoridad y las autoridades gozan de respeto envidiable. Y la ley es la ley. Por supuesto, las normas son claras en la equivalencia de garantías y obligaciones. Pero lo que más llama la atención son las costumbres, las buenas costumbres. Burke lo tenía muy claro: “Las leyes como las cosas y las costumbres se apoyan y alimentan unas a otras”. 2. Colombia: Leyes para todo. Desde Santander sabemos que aquí hay leyes para todo. Pero no hay leyes para todos. Nos encanta el inciso. Pero ley no es solo lo que está escrito. Tomás de Aquino nos enseñó que lo importante es lo que está inscrito en nuestra conciencia: lo que la razón natural ha instituido en la conciencia de todos los hombres (quod naturalis ratio inter omnes hominis constituit).3. Nuestra Constitución garantista. Nuestra Constitución del 91 nos garantiza casi todo. Los derechos no pueden ser restringidos y son de aplicación inmediata. Y la Carta nos asigna derechos fundamentales, derechos sociales, económicos y culturales. Derechos colectivos y del ambiente. Y llamamos derechos fundamentales a la vida, a la igualdad, a la personalidad jurídica, a la intimidad, al libre desarrollo de la personalidad, a la libertad de conciencia, a la libertad de credo religioso, a la información, a la honra, a la paz (mediante este derecho estamos buscando y encontrado parte de la paz: la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento), a la petición respetuosa, a la libre circulación, al trabajo, a escoger profesión u oficio, a la libertad, al asilo, a la reunión y a las manifestaciones pacíficas, a la libre asociación. En fin: derechos y más derechos personales, sociales, económicos y políticos. Bien escritos. Que no falte una coma. Sacamos pecho y nos ufanamos de tener una constitución ‘garantista’. 4. ¿Y los deberes? Lo que más me impresionó del reportaje a los chilenos: todos respondían: tengo derechos pero también deberes. Lo reconocían los niños y los viejos. Lo vive el ambiente general.Nosotros, en cambio, tenemos un solo artículo bajo “deberes de la persona y el ciudadano”. Se trata del artículo 95 en el cual se lee: “El ejercicio de los derechos y libertades… implica responsabilidades”.¿Cuáles? Respetar el derecho ajeno. Ser solidario y humanitario. Respetar la autoridad. Defender y difundir los derechos humanos. Participar en la vida pública. Propender por la paz. Colaborar con la justicia. Proteger los recursos y el ambiente. Pagar impuestos. Y punto final al discurso de los deberes. No estrictos pero sí escritos. Podía haber dicho, simplemente: os doy todos los derechos y libertades pero pórtense bien. Es decir, en materia de deberes los colombianos recibimos este buen consejo: sean buenitos, muchachos, y pásenla bien. Nuestra situación actual le sugiere lo mismo a los guerrilleros: hagamos y gocémonos la paz. ¡Viva Colombia viva!