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¿Celac vs. OEA?

1. ¿Sirve la OEA? Guardo afectuoso recuerdo de mi tiempo en Washington...

14 de diciembre de 2011 Por: Carlos Mejía Gómez

1. ¿Sirve la OEA? Guardo afectuoso recuerdo de mi tiempo en Washington como Ministro Plenipotenciario ante la OEA. Todo huele allá a política: la estatal y la mundial. Pero Washington es, además, belleza pura: florescencia (lluvia de rosadas flores de cerezo en primavera); iridiscencia (multicolorido inigualable en otoño); blancura deslumbrante en invierno (mutación nívea de la urbe con más verde en el mundo). Allá todo huele a política: la política estatal y la política del planeta. También rememoro, por supuesto, mis grandes dudas acerca de la eficacia de la OEA y del propio Derecho Internacional. Estando allá, los Estados Unidos invadieron Granada, un pequeño e indefenso estado caribeño y yo me pregunté, entonces, si realmente existe el Derecho Internacional. Mi respuesta personal fue la siguiente: el Derecho Internacional subsiste hasta donde el poderío de una nación le permita actuar de facto sin que los demás países tengan capacidad de reacción eficaz: allí no hay clamores de soberanía que cuenten. La OEA quedó retratada en esa oportunidad: el Consejo Permanente de la entidad aprobó una resolución condenando la invasión. ¿Y…? Pues nada más. En estos casos y en muchísimos otros la Organización de Estados Americanos sólo puede lamentar hechos y expresar un “indignado” saludo ante a la bandera de la autodeterminación de los pueblos y de la no intervención de una nación en los asuntos internos de otro.Pero la OEA no es como para matarla: se trata, en el fondo, de un necesario parlamento donde se destapan las ollas de presión que provienen de 32 países que se manifiestan en sus acuerdos y desacuerdos entre históricos e histéricos. 2. ¿Y la Celac? Muchas veces los gobiernos mamertos del continente han denostado de la OEA e incluso han propuesto su eliminación. Cambiar a Washington por La Habana: sustituir las ideas libertarias de Jefferson por las opresoras de Castro. Uno de los argumentos consiste en que la OEA vive y respira merced a los Estados Unidos dado que Washington le da posada y le paga el mercado.¿Eliminar la OEA y dar un paso al vacío? ¡Absurdo!: finalmente mediante esta organización se previenen muchos conflictos, se intercambian muchas materias, se produce un diálogo permanente norte-sur, sin excluir a veces la confrontación verbal y se cultiva un lenguaje de unidad panamericana, así éste sea a veces teórico, retórico, lírico y hasta hipócrita. Para muchos resulta ser un ámbito ampliado de naciones desde México hasta La Patagonia con el nombre de Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños). Apoyémoslo pero en la convicción de que se tratará, por largo tiempo, de un foro que no eliminará la OEA ni excluirá la multitud de siglas interregionales que existen en el continente: Mercosur, Unasur, CAN, Alba, Caricom, G-Río, entre otras. Con todas nuestras diferencias culturales (el grupo que nada en el Caribe anglófono, Haití francófono), geográficas y económicas (Brasil, México), conceptuales e ideológicas (Venezuela, Bolivia, Nicaragua…) es claro que no seremos pronto como la Unión Europea (donde no se excluye a nadie como aquí pretendemos hacerlo con EE.UU. y Canadá y donde ya empiezan a padecer tantas dificultades).