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Aguablanca: una nueva ciudad

1. ¿Cuál igualdad? Comenzó y terminó la Cumbre Mundial de Mandatarios Afro....

18 de septiembre de 2013 Por: Carlos Mejía Gómez

1. ¿Cuál igualdad? Comenzó y terminó la Cumbre Mundial de Mandatarios Afro. Todos esperamos resultados verificables si bien es muy probable que muchas ideas queden en los anaqueles y las bibliotecas de municipios, departamentos, naciones y universidades.Para nadie es un secreto que aún en nuestro tiempo ser negro ha sido un estigma (“marca impuesta con hierro candente, bien como pena infamante, bien como signo de esclavitud”). Pero, en realidad, ¿qué hacemos para que cambien las cosas? Hacemos lo siguiente: dictamos normas constitucionales y legales contra la discriminación, le cantamos a la igualdad, gritamos en favor de la libertad, hablamos de tomar conciencia, llevamos a cabo seminarios, congresos (incluso congresos mundiales). ¿Y qué? Un morocho decía: “ Todo lo que se ha hecho es inútil porque seguimos siendo negros y los blancos nos siguen viendo como seres muy parecidos a los humanos”.¿Recuerdan las afrentas infamantes a la Ministra italiana de Integración Social? La verdad es que se trata solo de color de piel ya que las almas, el cerebro, la inteligencia, la bondad, las potencialidades no tienen colores diferentes.2. ¿Cuántos son? Se dice que en Colombia un 10% de la población es negra, esto es, más de 4 millones. Más de un millón en Cali. Y a ellos, en realidad se les dan limosnas. Y viene el círculo vicioso: dicen que los afros no consumen ni producen, que no tienen educación, que no tienen nivel laboral. ¿Cómo van a trabajar, educarse y resolver sus problemas si no los educamos debidamente y si no les damos las mismas oportunidades? Miren a Buenaventura: un puerto rico con una ciudad famélica y desnuda. ¿Cuál ciudad-puerto?: un puerto con ‘ciudad’ o un pueblo con puerto pero, allí sí, una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.A nadie lo discriminan por gordo, por feo o por bruto pero a los afrocolombianos no les perdonamos el color sino para ponerlos a bailar y hacer deporte. Como trofeos. En eso son reyes y deberían aprovecharlo. Pero no los dejamos entrar a la casa sino como sirvientes y choferes. Hay que realizar cambios pero de verdad-verdad.3. Yo también tengo un sueño. Desde hace años he propuesto (ocasionalmente) que al Distrito de Aguablanca le demos la oportunidad de desarrollar sentido de identidad y de pertenencia. Y de alcanzar desarrollo. Los de Aguablanca “van a Cali” como a una ciudad diferente. Y los de Cali no se untan yendo a Aguablanca. Algunos ‘blancos’ escuchan que el 52% de la ciudad es afrodescendiente y dicen, con desdén, que nos hemos convertido en el barrio más grande de Buenaventura.Mi sueño ha sido que le demos a Aguablanca la oportunidad de convertirse en una ciudad diferente a Cali. Sería la quinta ciudad de Colombia. Un Distrito Especial de Afrocolombianidad. Con tratamiento especial del Gobierno Nacional y con un acompañamiento de Cali por unos 20 años. Con apoyo internacional, con su propio Alcalde, su Concejo, su propio presupuesto. El Congreso de Autoridades afros hubiera producido un hit verdadero y concreto apoyando este cambio: de Distrito de Aguablanca a Aguablanca Distrito Especial Étnico, Cultural, Gastronómico, Turístico y Deportivo. Ahora o nunca.